BASF: Una experiencia en energía eólica

En BASF Argentina se está trabajando en la fabricación de pinturas protectivas, geles, tecnologías de análisis de rendimiento y en toda una gama de productos necesarios para los molinos de viento de los parques eólicos que se están desarrollando en la actualidad.


Fabián García, gerente de Pinturas Industriales para Sudamérica de la compañía, aseguró que “tenemos una motivación muy grande en este tipo de energía” y en el perfeccionamiento de los productos que necesitan estos molinos, ya que su exposición a la intemperie afecta su vida útil y la dimensión de sus hélices hace en extremo difícil el mantenimiento.

Los parques eólicos, así como los materiales para la protección de los equipos, están creciendo exponencialmente en cantidad y en performance. Los molinos modernos ya alcanzan alturas de entre 60 y 100 metros con proyección a seguir escalando, con aspas de entre 50 y 60 metros de radio y una potencia nominal de generación de 0,5 a 3 megawatts. “Cada MW generado abastace 350 hogares”, ejemplificó García.

Hoy Europa es el principal actor en energía eólica, ostentando el 61% de la capacidad instalada, con Alemania a la cabeza. Si bien EE.UU. se ubica segundo con una porción de 20%, su tasa de crecimiento en parque de molinos de viento colocan a esa nación por encima de la líder mundial. Por su lado, Asia aporta un 17%, sobre todo gracias a China, que está mostrando un crecimiento del 127,47%, mientras que en Latinoamérica todavía los porcentajes son bajos. Brasil se destaca por ser el primero en cuanto a capacidad instalada de la región, y Chile está mostrando la mayor tasa de incremento de sus instalaciones eólicas. La Argentina, por su lado, acusa un avance de casi 7,2% y ocupa el puesto 40, aunque tiene excelentes perspectivas por su amplio territorio, que le permite ubicar las granjas eólicas lejos de las ciudades y la existencia de zonas con vientos constantes. Por otra parte, su alta dependencia al petróleo y al gas –el 90% de su matriz energética depende de estos combustibles fósiles- hace que deba estar especialmente interesada en expandirse en el aprovechamiento de la energía eólica.

Pero para poder lograrlo, hace falta que la economía se comprometa “con una política industrial, energética y ambiental –puntualizó García- El secreto de los países del primer mundo fue haber aplicado una legislación específica que reconoce un precio fijo para el generador eléctrico, para que se pague por kilowatt generado, incluso previendo un plus si esa granja eólica estabiliza esa energía generada”. Este marco legal también contempla subsidios directos y beneficios fiscales que en otros países dieron excelentes resultados, por lo que ahora está buscando replicarlo Perú. Argentina cuenta con una ley de excepción para incentivar proyectos de generación de energía eólica mientras que Chile ya fijó por ley que para el año 2014, el 5% de su matriz energética deberá provenir de parques eólicos, porcentaje que se duplicará hacia 2024.

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