América Latina necesita más cadenas de valor integradas

En su intervención en el evento por los 25 años de la Fundación ICBC, organizada el 5 de junio, el director de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, se refirió a los desafíos que afrontará AL para no quedar rezagada. Aludió a la revolución tecnológica en marcha y propuso no sólo priorizar la vinculación con Asia, sino además aumentar la estructuración de la producción manufacturera en cadenas de valor en AL. Necesitamos comerciar más bienes intermedios, aseguró Rosales.


Latinoamérica, Asia y las cadenas de valor

Una de las presentaciones en la Fundación ICBC corrió por cuenta del director de comercio internacional de la CEPAL, el chileno Osvaldo Rosales, quien trazó un panorama muy completo de las tendencias del comercio global con mucho eje en China y Asia Oriental y marcó los desafíos que tiene América Latina para no quedar rezagada. En particular, aludió a la revolución tecnológica en marcha y puso en cuestión sin mencionarlo el concepto de sustitución de importaciones, dada una estructura actual dominada por cadenas de valor muy integradas por regiones y mega-acuerdos comerciales.

Rosales señaló que la actual etapa se abrió en 1989/91 con la caída del mundo soviético, el ingreso de China a la Organización Mundial del Comercio en 2001 (“cuando casi era marginal y ahora es un jugador clave”, dijo), los acuerdos comerciales de mediados de la década pasada, la crisis de 2007/8 aún con impactos fuertes sobre todo por el golpe a la Unión Europea y al euro, con resonancias políticas actuales, y finalmente los mega-acuerdos que surgieron desde 2010 a partir del estancamiento en las negociaciones de la OMC.

Con ese marco, trazó cuatro ejes de las transformaciones actuales.

1) En lo tecnológico, “cambios acelerados sin precedentes históricos”, con avances en informática y telecomunicaciones, robótica, digitalización, nanotecnología, biología, vehículos teledirigidos y en el complejo agua-energía-recursos naturales, “donde América Latina tendría que tener algo para decir”, en un mundo donde el agua será un factor crítico y quizá “motivo de guerras y masivas migraciones” próximamente.

2) Irrupción de países en desarrollo, China y los que vienen detrás, con mucha influencia por ejemplo en “nuevos patentamientos” en Asia Oriental, algo en lo que “América Latina está muy atrás justo cuando innovación y conocimiento son claves” en esta etapa.

3) Tendencia a que la producción manufacturera se estructure en cadenas de valor. “Hay tres ‘fábricas’: Norteamérica con eje en EE.UU.; Europa con Alemania y Asia hoy con China. No se puede ser competitivo en todo, ni producir todo. Por eso son tan importantes exportaciones como importaciones”, dijo Rosales, y citó un trabajo según el cual hoy el promedio de componente importado de un producto exportado es de 40%, y se augura de 60% en dos décadas más. Esto interpela, aunque no lo dijo así, las políticas de sustitución de importaciones que siguen algunos países como vía industrializadora.

Y 4) una serie de “mega-acuerdos comerciales (dado el estancamiento de la OMC, se hacen por afuera y sin normativas unificadas) como entre Europa y Estados Unidos, los transpacíficos, los del ASEAN (sudeste asiático) más China, Japón y Corea del Sur (sumando luego a India y Oceanía), entre otros, en un contexto “donde las exportaciones Sur-Sur ya van superando a las Norte-Norte y completarán ese dominio en 2017”, en tanto las inversiones también fluyen mayormente al Sur.

Rosales concluyó diciendo que, así como la crisis que arrancó en 2007 tiene impacto sobre todo en Europa, abriendo un gran interrogante a futuro, también vino a marcar que “el rol del Estado y de las políticas públicas es mucho más importante que hace unos años, cuando se demostró que era un chiste que los mercado se ‘autoregulen’”. Y se preguntó, frente a estas tendencias, “qué respuesta piensa dar América Latina. ¿La del llanero solitario? Pareciera que no es la correcta”, sino pensar en escala regional. Mencionó como ventajas sus niveles de consumo y auge de clases medias, y su dotación de recursos naturales, única en el mundo. Pero como desventajas, la baja inserción en la economía mundial; muy alto porcentaje de producción primaria en sus exportaciones o bien embalajes; poca globalización de sus pymes y la histórica vulnerabilidad externa. “Nos vuelve a ocurrir. En 2003-2008 tuvimos una etapa de crecimiento como en décadas no ocurría, pero mucho fue viento de cola y los precios de los commodities fluctúan, y en el ciclo en baja (China pasó de crecer 10% anual a 7,5% y eso influyó en los precios) asoman de nuevo los problemas”.

Por eso advirtió que si en 2014-18, como se prevé, el crecimiento de Latinoamérica será en promedio no mayor a 3% anual, “insuficiente para nuestras necesidades de desarrollo”, debe mejorarse prioritariamente no sólo la vinculación con Asia sino “el espacio propio de la región, que es más amigable y conocido, según lo reproducido por Dang Dai. Pero estamos estancados porque, en manufacturas, nos vendemos productos en general terminados, y no intermedios”, lo que contradice la tendencia que Rosales había señalado de cadenas de valor integradas con partes de diferentes orígenes. “Necesitamos comerciar más bienes intermedios”.

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