Unasur - Colombia - Estados Unidos

Con la presencia de los diez países de origen ibérico, y la sola ausencia de uno de los dos miembros restantes, la reunión del 28 de agosto pasado en Bariloche de los Presidentes de la Unión de Naciones Suramericanas - UNASUR para debatir sobre la instalación de siete bases militares norteamericanas en Colombia ha tenido desarrollo y resultado significativos.


Tras los varios procesos de integración económica llenos de dificultades que llevamos desde 1941 (Tratado Ruiz Guiñazú - Aranha), la integración política iniciada a instancias del Brasil abre cierta expectativa favorable.

Una situación compleja, en la que se involucran aspectos de política internacional sobre seguridad que afectan a las autonomías nacionales, ha sido objeto de prolongado debate público, difundido masivamente, en el que todos los protagonistas dijeron lo suyo manteniendo un decoro impensable para quien haya conocido las actitudes previas de algunos de ellos.

Ninguno de los participantes se apeó de su posición, lo que hubiese sido absurdo en ese contexto, pero claramente quedó expuesta cual ha sido la intención de los Estados Unidos al instalar las bases militares en Colombia: el acceso con aviones de carga a todo el sur del continente americano, hasta la altura del Cabo de Hornos, y la posibilidad de llegar al África con escala en la isla británica de Ascensión, sin necesidad de repostar en vuelo.

Manifestar, como lo han hecho las autoridades norteamericanas, que esos objetivos se refieren a movilidad para casos de asistencia humanitaria, resulta desagradable por la evaluación despectiva de nuestras capacidades intelectuales que esa afirmación contiene; aunque el nuevo gobierno norteamericano sienta que debe justificar los actos de sus predecesores, es evidente que en este caso no supo hacerlo.

La que es, por lejos, la mayor potencia militar del mundo, no tenía necesidad de mentir. Aún está a tiempo de darnos razones estratégicas que nos permitan analizar la situación con realismo; como lo han planteado, la ubicación de las bases no es defendible.

El debate público sobre el tema hecho por los Presidentes confiere enorme valor moral a todas las posiciones sustentadas, tanto por el Presidente de Colombia, como por quienes no han querido opinar en forma negativa, y por quienes le han atacado.

En el comunicado final de la reunión se convocó a los Ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa, y se decidió que empiecen a funcionar el Consejo Suramericano de Defensa y el Consejo Suramericano de Lucha contra el Narcotráfico; a todos ellos se les han dado consignas precisas que van más allá del tema de las bases, son amplias y complejas para los Cancilleres y Ministros de Defensa, puntuales pero no más sencillas, para los Consejos.

Son tareas de enorme responsabilidad, para las que tenemos personal idóneo, pero que no tienen mucho espacio para errores.



*Sixto Portela es abogado, con posgrados como analista estratégico, especialista en Geopolítica y Estrategia, y especialista en Política y Administración Aduanera. Participó como asesor en la redacción de Proyectos de Legislación, en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y se desempeñó como representante permanente ante la Comisión Mixta Argentino-Uruguaya de Coordinación y Cooperación Económica.

Sixto Portela