Una nueva narrativa de la integración sudamericana

Las tendencias a la fragmentación del sistema comercial internacional, acrecientan la importancia para los países sudamericanos, de fortalecer el trabajo conjunto en materia de comercio e inversiones recíprocas, y articular sistemas productivos nacionales. Es necesario un debate que conduzca a una nueva narrativa de la integración, que mejor interprete y movilice a los sectores involucrados, sostiene Félix Peña (*) en su trabajo de mayo.


Cuatro reuniones recientes, con participantes provenientes de diversos países y sectores de actividad, han abordado la cuestión de lo que los mega-acuerdos preferenciales que se están negociando en la actualidad –de concluirse- podrían significar para la región y, en particular, para la convergencia entre los espacios de integración del Mercosur y de la Alianza del Pacífico. 

Ellas han sido:

a) el Seminario Internacional sobre “Las implicancias para la integración regional del TTIP (Before and After the TTIP)”, organizado por la Cátedra Jean Monnet de la Universidad de Miami, en Miami, el 28 de febrero 2014 (http://www.as.miami.edu/media/college-of-arts-and-sciences/content-assets/euc/docs/activities/TTIP'14-program%20140206.pdf. y  http://www.as.miami.edu/media/college-of-arts-and-sciences/content-assets/euc/docs/books/TTIP.pdf ).

b) el Seminario Internacional sobre “Multilateralismo o fractura: la OMC a la luz de las negociación del TTIP y el TPP. Impactos sobre la región”, organizado por la SEGIB y la UNTREF, en Buenos Aires, el 11 de abril de 2014 (http://segib.org/es/node/9561);  

c) el Seminario Taller internacional sobre “Acuerdos comerciales multilaterales y regionales: Desafíos para América Latina”, organizado por la PUC del Perú, en Lima, el 28 y 29 de abril de 2014, (http://agenda.pucp.edu.pe/vida-universitaria/convocatoria-vida-universitaria/acuerdos-comerciales-multilaterales-regionales/ y http://educast.pucp.edu.pe/video/3396/alianza_del_pacifico),  y

d) el Workshop Internacional sobre “Os Mega-Acordos Comerciais e o Futuro do Mercosul”, realizado en Sao Paulo, el 8 de mayo 2014, organizado por el Centro do Comércio Global e Investimento – FGV(http://ccgi.fgv.br/pt-br), CINDES y con el apoyo del Boletín Techint.

Las reflexiones que se presentan en este Newsletter toman en cuenta las presentaciones efectuadas en tales reuniones y los debates a que dieran lugar. No pretenden, sin embargo, ser una síntesis de lo mucho que se está debatiendo –incluso en dichas reuniones- en torno al tema de las implicancias para la región de la eventual conclusión de tales mega-acuerdos o del sólo hecho que tales negociaciones tengan lugar.

Más allá de lo que suelen señalar los gobiernos respectivos y, entre otras, diferentes instancias políticas, empresarias y académicas, lo concreto es que las perspectivas de las negociaciones en curso para concluir pronto los mega-acuerdos comerciales preferenciales interregionales son aún inciertas. 

Todo indica que demandará un cierto tiempo, quizás mayor al que aparentemente suponen los negociadores, para que puedan ser concluidas en los tiempos originalmente previstos. O al menos algunas de ellas, especialmente, las del Trans-Pacific Trade and Investment Partnership (TPP) y Transatlantic Trade and Investment Partnership (TTIP). Al no ser tan ambiciosa en sus objetivos –al menos en su primera fase- parecería más factible que se concluya antes la negociación del Regional Comprehensive Regional Partnership (RCEP), prevista para 2015.

Tampoco cabe excluir la posibilidad de que otros escenarios de mega-negociaciones comerciales preferenciales adquieran relevancia e incluso terminen por eclipsar alguna de las actualmente más publicitadas. Los más recientes desarrollos en el campo de la geopolítica mundial, especialmente en el espacio eurasiático pueden contribuir a ello. En tal sentido, habrá que observar con atención los resultados de la inminente Cumbre del grupo BRICS a realizarse el próximo 15 de julio en Fortaleza (Brasil) –dos días después de la conclusión del Mundial del Futbol en el Estadio Maracaná- y en la que participará, por primera vez, Narendra Modi, el nuevo Primer Ministro de la India.

Uno de tales escenarios podría ser el del Área de Libre Comercio del Asia-Pacífico (Free Trade Area Asia-Pacific- FTAPP) en el ámbito del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico –APEC según su sigla en inglés-. Es una idea que fue planteada años atrás. En la reciente reunión de los Ministros de Comercio de la APEC, realizada en Qingdao, en la provincia de Shandong (China), los días 17 y 18 de este mes de mayo, Gao Hucheng, el Ministro de Comercio de China, sostuvo la importancia de avanzar en la negociación de un área de libre comercio del Asia-Pacífico a la vez que señaló que debía mantenerse con firmeza el apoyo al sistema comercial multilateral global en el ámbito de la OMC. La reunión aprobó la elaboración de hojas de ruta para alcanzar el  objetivo de un área de libre comercio. (ver al respecto, http://www.chinadaily.com.cn/world/2014-05/18/content_17515507.htm; http://www.chinadaily.com.cn/china/2014-05/19/content_17516074.htm,  y http://news.xinhuanet.com/english/china/2014-05/18/c_133342929.htm ).

Conviene tener presente que en el último año los 21 países miembros de la APEC representaron aproximadamente un 57% del  PIB mundial y un 46% del comercio internacional. Cabe recordar, asimismo, que Rusia es parte de la APEC desde 1998, lo cual no es un dato menor en el actual cuadro geopolítico mundial, como así también que India ha solicitado ser país miembro y es actualmente país observador. 

Las tendencias a la fragmentación del sistema comercial internacional, producto del posible efecto combinado de la proliferación de mega-acuerdos preferenciales inter-regionales y del estancamiento de la OMC como ámbito para impulsar negociaciones comerciales de alcance multilateral, amplían la importancia que para los países de la región latinoamericana –y en especial para los de América del Sur-, tiene el fortalecer el trabajo conjunto en el campo del comercio y las inversiones recíprocas, en la perspectiva de la articulación de sus respectivos sistemas productivos nacionales. Por mucho tiempo tal idea ha estado asociada –al menos en el plano programático y conceptual- con los objetivos de varios de los múltiples procesos de cooperación e integración regional.

En tal sentido, la CEPAL ha cumplido un papel de liderazgo intelectual importante desde los tiempos de Raúl Prebisch, Enrique Iglesias, Fernando Fajnzylber, Gert Rosenthal, para mencionar sólo algunos de sus más relevantes protagonistas. Tanto la CEPAL como la CAF y la ALADI, tienen ahora una oportunidad para continuar generando y apoyando foros de debate de ideas prácticas que conduzcan a facilitar la articulación productiva en la región como eje de la convergencia entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico.

¿Cuáles son hoy algunos de los principales incentivos para procurar una mayor articulación productiva y coordinación de las respectivas estrategias de negociaciones comerciales internacionales entre los países de la región?  Esta es una de las preguntas que deberían ocupar un lugar importante en el debate que se deberá continuar desarrollando en los países de América Latina. Tiene que ver con una cuestión fundamental para las relaciones entre países que comparten una región geográfica, que es la de los factores que impulsan hacia la cooperación y la integración. Y tiene que ver, en particular, con los efectos que pudieran producirse si es que la región –o al menos varios de sus países más relevantes, tales como los que son miembros del Mercosur- pudiera dejar de tener un papel de protagonismo activo en el diseño de la arquitectura del sistema de comercio internacional del futuro. Tal diseño es el que muy probablemente será influenciado por los avances institucionales que eventualmente resulten de los varios mega-acuerdos preferenciales interregionales que se están negociando en la actualidad. No ser parte significativa del proceso de creación de nuevas reglas de juego del comercio mundial, puede tener costos significativos para los países de la región o, al menos, para los que se quedan marginados.

La otra pregunta relevante se refiere a ¿cómo sería factible articular los distintos acuerdos de integración existentes generando vasos comunicantes que faciliten estrategias de articulación productiva, especialmente entre los espacios del Mercosur y de la Alianza del Pacífico?

Al intentar responder esta última pregunta sería recomendable tener presente:

a) que no existen modelos únicos sobre cómo conectar e integrar espacios regionales, especialmente cuando son contiguos, y que siempre pueden haber amplias posibilidades de utilizar enfoques razonablemente heterodoxos, con geometrías variables y con múltiples velocidades;

b) que suele ser conveniente evitar la tentación del síndrome refundacional, que es la que impulsa a empezar siempre de cero y a cambiar por completo los mecanismos e instrumentos existentes en un determinado acuerdo –como por ejemplo la unión aduanera o el arancel externo común en el caso del Mercosur- en lugar de practicar el arte de la metamorfosis, que permite introducir cambios graduales que no requieren elevados costos políticos o de desgaste de la imagen del respectivo proceso, pero que sí demandan una fuerte dosis de imaginación y de flexibilidad y,

c) que el foco de atención principal tendría que ser el efecto de los acuerdos preferenciales regionales sobre la inversión y los encadenamientos productivos, con especial énfasis en la participación de las empresas Pymes.

En la perspectiva de esta última pregunta, parece conveniente poner el acento en explorar distintos mecanismos e instrumentos, incluyendo los de alcance sectorial, que aprovechando los esquemas de integración actualmente existentes y la larga experiencia acumulada, permitan incentivar la articulación productiva entre los países de la región, especialmente a través de múltiples modalidades de cadenas de valor, de inversiones conjuntas y de asociaciones transnacionales entre empresas –con énfasis en las Pymes-. Son mecanismos que deberían permitir entonces una más densa conectividad, sobre todo física, entre los respectivos mercados; una razonable previsibilidad, en particular en el plano institucional y de las reglas que inciden en la concreción de inversiones productivas, y una mayor compatibilidad entre las políticas económicas y estrategias comerciales externas de los países participantes.

Parece necesario profundizar más el necesario debate que ya ha comenzado procurando la participación de todos los sectores interesados en los respectivos países. Para ser efectivo y lograr elaborar propuestas de acción orientadas a penetrar en la realidad, es conveniente que el debate tenga un alcance transdisciplinario y multidimensional en sus enfoques y en sus metodologías, y que incluya tanto a negociadores, funcionarios y parlamentarios, como a empresarios y sindicalistas, académicos y especialistas, a los medios de comunicación y a las instituciones representativas de la sociedad civil, especialmente de aquellas que expresen la visión de los consumidores y de los ambientalistas. Ello puede contribuir a evitar visiones y narrativas de los procesos de integración y cooperación que reflejen compartimentos excluyentes entre si.

Al respecto cabe tener presente que al menos dos narrativas han predominado en muchas oportunidades en relación a la integración regional, dificultando un diálogo creativo de todos los sectores involucrados.  Una es la narrativa gubernamental, propia de funcionarios y de negociadores. La otra es la académica, propia de especialistas de distintas disciplinas –a su vez muchas veces compartimentadas-. Ambas comparten el defecto de ser poco dispuestas a la autocrítica. La primera tiene a veces el problema de estar perdiendo credibilidad para muchos, especialmente para los ciudadanos y para quienes deben adoptar decisiones de inversión productiva. La segunda, a su vez, suele escapar a la comprensión de quienes operan sobre las realidades, ya que la visualizan como muy teórica y abstracta.

El debate que se requiere debería conducir entonces a una nueva narrativa de la integración que gane en claridad y realismo, que mejor interprete a todos los sectores involucrados y que sea movilizadora del entusiasmo y, por ende, del apoyo de la ciudadanía de cada país.

 

Texto completo: www.felixpena.com.ar


(*) Director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC; Director de la Maestría en Relaciones Comerciales Internacionales - Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF); Miembro del Comité Ejecutivo del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI). Miembro del Brains Trust del Evian Group.

 

Félix Peña