Recuperar la mística de la integración productiva

En el marco de su entrevista con MercosurABC, el director del CEP, Ricardo Rozemberg, reflexionó sobre los fenómenos que debería producir el proceso de integración, especialmente al interior de los aparatos productivos. Manifestó estar más preocupado por el hecho de que Argentina siga perdiendo mercado en Brasil que por el signo de la balanza comercial. Y por abocarse al estudio de por qué no existe más afluencia de joint –ventures e iniciativas de comercialización conjuntas y de producción que por el déficit. Lo concreto es que no se ha vuelto a generar esa mística empresaria de ir a buscar negocios a Brasil que se dio en la época de estabilidad de los dos países, manifestó Rozemberg durante la charla.


Un estudio de una conocida consultora señala que en los ’90 Argentina financió el déficit de su balanza comercial con USA y con Europa gracias al superávit con Brasil y que además muchas de nuestras Pymes consiguieron crecer y mantenerse en función de la explosión de crecimiento en las exportaciones a Brasil hasta la crisis de 2001. En ese contexto, ¿es tan determinante el déficit actual?

Me parece que centrarse en el signo de la balanza comercial es una visión mercantilista que no comparto. Un proceso de integración debe apreciarse por los fenómenos que introduce hacia el interior de los aparatos productivos. Puedo tener por ejemplo un superávit enorme basado en productos agrícolas o combustibles y tener un gran déficit en el sector industrial.

El Mercosur sirvió en todos estos años para atemparar el déficit que tenía la Argentina con el resto del mundo. En esos años se generaron conductas empresarias muy interesantes, como la complementación productiva, los canales de negocios a ambos lados de la frontera. Claro que frente a países tan inestables y sometidos a shocks internos y externos como los nuestros, estas conductas son difíciles de sostener.

Digamos, si se produjo una devaluación importante en Brasil en el año ’99, estancamiento de la economía brasileña durante años, una mega devaluación en la Argentina en el año 2002, cuatro años de recesión en Argentina, etc, estamos hablando de economías en las que cualquier decisión de inversión es sometida a esos shocks. Entonces, todo lo bueno que tiene el proceso de integración no puede ser más o menos virtuoso que las economías que lo componen, bajo ningún aspecto.

Entonces, si se mira con esta visión más macro y menos mercantilista lo que está ocurriendo ahora, diría que estoy más preocupado porque no se ha vuelto a generar esa mística empresaria de ir a buscar negocios a Brasil, o porque está demorando más de lo pensado, que por el signo de la balanza comercial.

Estoy más preocupado en por qué Argentina sigue perdiendo mercado en Brasil que por el signo de la balanza comercial. Me preocupa más por qué no hay más afluencia de joint –ventures, iniciativas de comercialización conjuntas, de producción, etc, que por el signo de la balanza comercial. Las que existían no crecen. En los buenos años ’90, la época de estabilidad de los dos países, los aviones estaban llenos de empresarios argentinos yendo a hacer negocios, y hoy eso ya no se ve. No se da tampoco con otros países.

Recién ahora empieza a vsilumbrarse un despegue, se empiezan a tomar decisiones de inversión en la Argentina. Pero es fundamental aumentar la capacidad productiva pensando en la salida al mundo. Cuando se habla de que el problema en las exportaciones es que el mundo está cerrado, que tiene obstáculos, es sólo parte de la verdad. La otra parte de la verdad es que la capacidad productiva exportadora de la Argentina, sobre todo en productos manufactureros, es limitada.

GB