Los futuros del Mercosur

El 21 de marzo, se llevó a cabo en INTAL-LAB la presentación de “Los Futuros del MERCOSUR”, una nueva publicación del Instituto que reúne el trabajo de reconocidos especialistas orientados a generar una agenda positiva y factible para la renovación del MERCOSUR.


La actividad fue inaugurada por Marcos Peña, Jefe de Gabinete del gobierno de la República Argentina, José Luis Lupo, representante del BID en ese país, y Gustavo Beliz, director del INTAL.

Marcos Peña, en su ponencia Hacia una agenda latinoamericana de integración, señaló que el debate sobre el Futuro del MERCOSUR es central para el futuro de Argentina y la región. La alianza estratégica con los socios del MERCOSUR, y del resto de América Latina, es la plataforma natural para la inserción internacional de Argentina, en materia tanto política como económica y social, con el objetivo de generar mayor desarrollo y bienestar.

Argentina busca dar un salto cualitativo en su integración al mundo. Y este salto empieza por estrechar y fortalecer sus vínculos con sus socios de MERCOSUR y, también, con otros esquemas de integración como la Alianza del Pacífico, dijo.

Recientemente, Argentina y Brasil comenzaron a coordinar la solución de temas pendientes de la integración: normas fitosanitarias, exclusiones y muchas otras trabas que subsisten y que no permiten alcanzar una integración realmente eficaz. Ambos países acordaron discutir estrategias de negociación, promoción comercial y del turismo.

Se está empezando a trabajar en la posibilidad de establecer Consulados conjuntos para tener una representación común en los distintos países y regiones del mundo.

La Reunión Ministerial de la OMC, que se realizará a fines de 2017, y la Cumbre del G-20 de 2018, ambas con sede en Buenos Aires, deben servir como plataforma para una mejor integración, no solo de Argentina sino de toda América Latina. De allí la importancia de trabajar en una agenda regional conjunta para esas cumbres, se explayó

Por su parte, Gustavo Beliz, en su intervención: Una mirada amplia y estratégica para renovar el MERCOSUR, señaló que los resultados del informe “Los Futuros del MERCOSUR” pueden agruparse en cuatro ámbitos estratégicos que comprenden facetas diversas de la integración.

En comercio, es necesario avanzar en una cosecha temprana dentro del bloque y en la región latinoamericana. Considerando que 93% de los bienes comerciados bajo preferencia entre los países sudamericanos se encuentra libre de arancel, se trata de trabajar en una agenda más sofisticada: armonización normativa, eliminación de restricciones no arancelarias, régimen de salvaguardias y mecanismos de solución de controversias son renglones de esa agenda en que podrían obtenerse frutos a corto plazo.

La segunda idea fuerza es la tecno-integración productiva. La tecnología puede emplearse al servicio de una mejor integración. Las ventanillas únicas de comercio exterior son un ejemplo de cómo se reducen los costos de importar y exportar. Especialización de autopartistas como abastecedores globales, “empresas-ancla” como fuentes de competitividad sistémica, e impulso regional a la exportación de servicios basados en conocimiento, hacen de la integración un instrumento de política económica que interactúa con la revolución tecnológica que vive el mundo.

El tercer ámbito es el de la equidad sustentable. La agenda de la integración no está desvinculada de metas importantes para el desarrollo, como la sostenibilidad ambiental y el mejoramiento de los ingresos de amplias capas de la población. En esta línea, pueden implementarse programas regionales que contribuyan a la expansión de energías renovables, a implementar incentivos fiscales para proteger el ambiente y a potenciar el desarrollo de pequeños agricultores, por ejemplo, mediante el uso de nuevas tecnologías. Estas iniciativas aportarían a la protección del ecosistema y a que los frutos de la tecnología y la integración mejoren el bienestar de todos.

Por último, la gobernanza granular. Es hora de consensuar un régimen común de inversiones, apuntalar la innovación mediante compras públicas estratégicas, elaborar una respuesta en bloque a China y garantizar transparencia en obras de conectividad física.

José Luis Lupo, representante del BID en Argentina, aseguró en su ponencia que el apoyo del Banco a la integración es firme y concreto

El propósito del BID es mejorar las vidas de los latinoamericanos y caribeños, señaló. Y parte de esa mejoría viene de lograr una integración inteligente y creativa, orientada hacia la innovación y la inclusión social. El Banco tiene un mandato que se traduce en una meta de 15% de su cartera en proyectos con componentes de integración.

El BID tiene US$ 24.500 millones en cartera activa en el MERCOSUR y varios de esos proyectos van a reducir barreras a la integración. Estas acciones se enmarcan en una estrategia que prevé un trabajo en paralelo en el software y en el hardware de la integración. En el primer ámbito, el Banco ha concedido préstamos para ventanillas únicas de comercio exterior (VUCE) en Uruguay y Paraguay (así como en Chile y Perú). En 2016, Argentina se incorporó a este grupo con un préstamo por US$ 73,6 millones para implementar la VUCE. La clave ahora es lograr la interoperabilidad de las VUCE por medio de una plataforma común que apunte al espacio sudamericano y eventualmente latinoamericano. Adicionalmente, el Banco está apoyando a Argentina y Brasil en facilitación comercial para homologar procedimientos de comercio exterior, interconectar las VUCE y fortalecer la Comisión Bilateral de Producción y Comercio. En conectividad física, en 2016 el Banco concedió un crédito de US$ 40 millones para el impresionante proyecto del Túnel Agua Negra entre Argentina y Chile, el cual apoya los estudios ambientales, la entidad binacional y la formulación del pliego de licitación. Otros proyectos involucran la optimización del Paso Cristo Redentor entre esos países, el reacondicionamiento de la Ruta Montevideo-Rivera (conexión Uruguay, Argentina y Brasil), la duplicación de la ruta 19 Santa Fe-Córdoba (enlace Brasil-Chile), la construcción del puente El Dorado-Mayor Otaño entre Paraguay y Argentina. Se estudia un ambicioso proyecto para la ruta turística Misiones Jesuíticas que abarca a Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, Bolivia con proyección a Chile.

Alejandro Ramos, economista jefe del Intal, hizo una reseña de las contribuciones incluidas en Los Futuros del Mercosur, que según dijo buscan:

Captar los efectos de la “nueva normalidad” en el comercio mundial, posterior a la crisis financiera.
Explorar la interacción entre integración e innovación tecnológica.
Dar una visión de mediano plazo, hacia atrás y hacia adelante.
Producir agendas positivas para la revitalización del MERCOSUR.

El informe presenta cinco secciones: síntesis de coyuntura (2015-2017), senderos de negociación (externa e interna), miradas sectoriales, innovación y medio ambiente

El efecto más tangible de la “nueva normalidad” del comercio mundial sobre el MERCOSUR ha sido un severo deterioro de sus exportaciones. En enero de 2017, el promedio móvil anual de las exportaciones totales del bloque alcanzó US$ 22.200 millones, cerca de 26% por debajo del máximo de marzo de 2012. Las importaciones también han sufrido una fuerte compresión (en particular en Brasil), así como el comercio intra-bloque que en 2016 totalizó US$ 38.000 millones, casi 40% por debajo del máximo de 2011.

Este cuadro requiere un urgente planteamiento estratégico, orientado a mejorar el desempeño del sector externo de todos los países, un capítulo del cual podría ser la adecuación y modernización del MERCOSUR como herramienta de competitividad.

La interacción “integración-innovación tecnológica” se ve ilustrada en el desempeño relativo del sector agropecuario de los países del MERCOSUR. Indicadores internacionales de producción de este sector muestran al bloque entre las economías con crecimiento de tendencia más sólidos en la última década. Gracias a la difusión de innovaciones generadas desde los noventa la producción real ha crecido muy por encima de la media mundial. Sin embargo, en términos del patrón tecnológico moderno (“producir más con menos”), el MERCOSUR muestra una brecha con los líderes de esta revolución tecnológica: EE.UU., Europa y, sorprendentemente, China. Este último, por cierto, es el principal mercado de las exportaciones agropecuarias extra-regionales del bloque. El rezago es más notorio en materia de la innovación de productos, lo que dificulta la diversificación exportadora.

Estos resultados llaman a profundizar la integración agropecuaria del bloque en dos aspectos: lograr una unificación de los mercados, paso necesario para el desarrollo de cadenas regionales de valor con proyección global y, crear un sistema regional de innovación agropecuario que racionalice el uso de recursos para investigación y desarrollo y coadyuve al acoplamiento del MERCOSUR a los estándares de eficiencia y diversificación de los líderes. Adicionalmente, el principio constructivo de la integración podría buscar sinergias entre el sector público y el privado.

 

 

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