La sorpresa de las Pymes

Si miramos en términos del aparato productivo, el desempeño de las empresas frente al colapso argentino de fines de 2001 nos dio una sorpresa, señaló el director de la oficina de CEPAL en Buenos Aires, Bernardo Kosacoff. No sólo la mayor parte de las empresas no cerró, sino que los productos nacionales reemplazaron gran parte de las importaciones del período anterior. Sin embargo, ante el pequeño tamaño del sector industrial y su desparejo comportamiento, el desafío es lograr la generación de entramados productivos que tengan un impacto más fuerte en términos del empleo del territorio y de la generación de divisas, logrando el aprovechamiento integral de los recursos naturales.


Todos esperábamos, a principios de 2002, que cierren una gran cantidad de empresas, o que frente a una economía que estaba importando cerca de 28.000 millones de dólares y en el año 2002 importó 8.900, la capacidad de oferta que tenía la producción local iba a ser insuficiente y de menor calidad. Ya pasaron tres años, y nos dimos cuenta de que no cerraron las empresas, que los productos tenían suficiente calidad, lo cual demostraba que muchos de los productos que estábamos importando esta sociedad podía producirlos, y vemos un desempeño en términos de las firmas que han generado una recuperación de la rentabilidad y un desempeño en base a los negocios muy superior a lo que estábamos pensando.

Una cosa que no debemos olvidar es que básicamente, el aparato productivo que hoy tenemos en la Argentina es notablemente pequeño. Además de ser heterogéneo, con un sector muy moderno y otro que está muy alejado de las mejores prácticas internacionales. Uno de los problemas centrales que tenemos es que la base productiva argentina no es lo suficientemente fuerte para sostener el crecimiento en el largo plazo y menos para generar oportunidades de trabajo formal a la gente.

En términos del sector industrial, hoy en día el producto industrial, comparado con 30 años atrás, es un 40% menos. O sea, no solamente nos estancamos, sino perdimos una notable capacidad de generar valor. El desafío de la Argentina es cómo aumentar la base productiva con nuevos sectores y nuevas oportunidades del entramado productivo para tener un modelo que permita sostener el crecimiento.

Pero no en todo nos fue mal. Una de las cosas más sorprendentes de la Argentina en las últimas dos décadas es la recuperación de las exportaciones. Inclusive bajo las condiciones tan extremas de competencia como fue la década del ´90, de tener una tasa de interés real como la que tuvimos y las imperfecciones de aquel período. Una de las cosas que tenemos es que la base exportadora de la Argentina comenzó a modificarse. Lo que tenemos que ver ahora es cómo generamos nuevos sectores productivos para que no nos preocupe el aumento de las exportaciones sino justamente seguir manteniendo un saldo comercial que nos permita tener ahora un crecimiento que no esté acompañado posteriormente por una nueva crisis. Porque todos sabemos que los elementos que derivaron en crisis tenían que ver con el mal uso del endeudamiento externo, las políticas fiscales poco consistentes y la incapacidad de generar las divisas que permitan financiar el crecimiento en el largo plazo.

El desafío es que no logramos aprovechar integralmente los recursos naturales, que hay mucho camino que recorrer en términos de poder generar valor agregado a partir de los recursos naturales que tenemos y generar entramados productivos que tengan un impacto más fuerte en términos del empleo del territorio y de la generación de divisas. A finales de los ´70 comenzaron políticas industriales en donde la Argentina recuperó totalmente su capacidad de ser un productor internacional en el área de siderurgia, de petroquímica, de aluminio, de refinerías de petróleo, de cemento, de pasta de papel, etc.

Aquí la Argentina es el mejor productor del mundo, las plantas del país están ubicadas entre las mejores prácticas internacionales y generamos en función de commodities industriales con notable capacidad. ¿Qué pasó con el resto de patrón de especialización? Tenemos algunas evidencias micro, que son mucho más interesantes en términos del modelo de desarrollo. Encontramos un montón de bienes más diferenciados, con más marca, con más valor agregado, con más entramado de pequeñas y medianas empresas, como las frutas en el sur o el complejo lácteo en Santa Fe, o los vinos finos en Mendoza, etc. Pero no tenemos que confundirnos. Si sumamos todos estos casos micro, ahí no juntamos los dólares, no es nuestro patrón de especialización.

Lo que eso nos muestra es que esta sociedad tiene capacidad de producir bienes más diferenciados y generar modelos de organización más complejos y sofisticados, y nos indican el camino, pero no podemos decir que esto nos está dando los aportes macro económicos al comercio exterior.

Entramados productivos

Aquí aparece lo que es el modelo productivo de la Argentina, con algunos elementos que son totalmente distintas a lo que era la economía argentina de hace treinta años atrás.

Los elementos que nos distinguen con el punto de partida son: que volvieron los recursos naturales y podemos seguir expandiéndonos, que en los insumos básicos que producimos somos notablemente eficientes, pero al igual que los recursos naturales, no están integrados en cadenas de valor y no hay entramados productivos. Aquí aparece el problema central, que es el shock que tuvieron las Pymes en la Argentina. Los países que quieren crecer en el largo plazo tienen que tener grandes empresas para tener muy buenas economías de escala, pero simultáneamente tienen que tener entramados productivos en donde haya toda una red de Pymes que vivan en un esquema de economía abierta, con un alto nivel de eficiencia que ganen en lo que se llaman todas las economías de especialización y diferenciación. En la Argentina ha quedado un grupo muy chico de estas empresas, que hoy les va muy bien, pero es una parte reducida de los que se necesita para que la Argentina recupere su necesidad de crecer.

GB