La peor opción es levantarse de la mesa de negociaciones con un mal acuerdo
Así lo afirmó José María Arbilla, encargado de Negociaciones Extrarregionales de la Dirección del Mercosur de la Cancillería, en relación con las tratativas entre el Mercosur y la Unión Europea. Este tema y la agenda común del bloque sobrevolaron el encuentro entre empresarios y funcionarios que se llevó a cabo en Tucumán, destinado a articular acciones entre el sector público y los exportadores Pyme.
José María Arbilla considera que el bloque ha desplegado una agenda activa en materia de inserción internacional. Las negociaciones con África del Sur, el acuerdo de preferencias fijas alcanzado con India y el convenio suscripto con Israel –ya promulgado, luego de su ratificación por el Parlamento argentino– constituyen avances significativos. A ello hay que sumar que en 2010, durante la Cumbre de San Juan, logró firmarse contrarreloj el acuerdo con Egipto, actualmente en proceso de ratificación. Tanto con Israel como con Egipto los convenios garantizan acceso inmediato con arancel cero para el 85% de las exportaciones argentinas, más un cronograma para incluir a futuro prácticamente el 100% de esa producción.
Pero sin dudas, la negociación más importante es la que se lleva a cabo con la Unión Europea, reencarada a partir del año pasado, y que es también la más controversial, al punto de que el negociador argentino considera que si bien no hay que temer discutir con ningún país o bloque, debe tenerse en cuenta que en este caso la peor opción es retirarse con un mal acuerdo. Un 20% del comercio del Mercosur tiene su origen o destino en el bloque europeo. Se trata de una negociación transversal, que involucra muchos sectores, así como también múltiples desafíos, oportunidades y amenazas.
El 17% de las exportaciones argentinas se destina a la Unión Europea, y todas ellas gozan en mayor o menor medida de acceso preferencial. Sin embargo, la Comisión Europea elevó al Parlamento comunitario un proyecto por el cual tanto Argentina como Brasil quedarían excluidos del régimen de preferencias a partir del 1 de enero de 2014. Y ése es justamente uno de los puntos principales a negociar por parte del Mercosur, que intentará mantener el beneficio más allá de la fecha planteada por los europeos. Otro objetivo importante es la eliminación del escalonamiento arancelario que afecta a los productos argentinos.
Aunque es transparente, el sistema arancelario de la Unión Europea resulta difícil y complejo según el funcionario del área económica de la Cancillería argentina. Los negociadores buscan que las preferencias arancelarias incluyan a todos los componentes específicos del arancel. Otro objetivo es que cítricos y manzanas no sean alcanzados por el sistema de precios de entrada, lo cual se presenta a priori como una meta difícil de conseguir, ya que el único país que ostenta un beneficio de ese tipo es Corea del Sur. Para la argentina hay amenazas potenciales y existen varios sectores que preferirían quedar excluidos de la negociación, lo que hace imprescindible definir con claridad los intereses ofensivos y defensivos en acuerdo con las cámaras empresariales.
Por su parte, Roberto Bosch, director de Asuntos Económicos Comerciales del Mercosur en el ámbito de Cancillería, participó del encuentro tucumano enfocando su exposición hacia la agenda del bloque, donde identificó a la unificación de las normas técnicas para facilitar la libre circulación como uno de sus principales ítems. La agenda común del Mercosur está en línea con sus principales objetivos, que son por un lado la libre circulación, el arancel externo común y una política comercial común; y por otro, la coordinación macroeconómica y la armonización de las condiciones de producción e inversión entre los distintos países.
Durante mucho tiempo el énfasis fue puesto en el aspecto de libre comercio, pero hoy adquieren mayor relevancia las cuestiones de coordinación macroeconómica y armonización estructural, que son entendidas como prerrequisitos para la libre circulación. En efecto, si no se avanza con la equiparación de las condiciones de producción, la apertura comercial sólo puede significar beneficios asimétricos entre los distintos países y entre distintos sectores al interior de cada país. De allí la importancia que desde este nuevo enfoque adquiere la integración productiva como concepto nodal de la nueva estrategia del bloque.
En un sentido similar puede entenderse que la flexibilidad del arancel común externo constituye una fortaleza y no una debilidad de la unión aduanera. Es que si bien las muchas excepciones que perforan el arancel externo común para la extrazona relativizan su alcance, ellas constituyen también herramientas que dan flexibilidad a los productores y que permiten reflejar las diferencias entre las estructuras productivas de cada uno de los países del Mercosur.
El papel de la Cancillería
Por último, la descripción del dispositivo público destinado a la inserción comercial y productiva de las empresas argentinas a nivel internacional estuvo a cargo de Oscar Galía, director general de Integración Económica de la Cancillería. El funcionario refirió que el país cuenta con 131 representaciones diplomáticas en el exterior, de las cuales 77 son embajadas, 47 consulados, y 7 centros dedicados específicamente a la promoción comercial. Las representaciones están en contacto permanente con la Cancillería, la que a su vez tiene un área económica desde la cual se concentran las negociaciones bilaterales y multilaterales y las actividades de promoción comercial.
Entre los aspectos más importantes de los que se ocupa su Dirección, Galía destacó las negociaciones en transporte aerocomercial y terrestre, los asuntos sanitarios, la elaboración de instrucciones para las embajadas y la recepción de información desde las mismas a nivel continental. Este último aspecto es de gran importancia dado que la información recabada por las representaciones diplomáticas constituye un insumo básico para el diseño de acciones en el campo del comercio y las negociaciones económicas internacionales.
Pero sin dudas, la negociación más importante es la que se lleva a cabo con la Unión Europea, reencarada a partir del año pasado, y que es también la más controversial, al punto de que el negociador argentino considera que si bien no hay que temer discutir con ningún país o bloque, debe tenerse en cuenta que en este caso la peor opción es retirarse con un mal acuerdo. Un 20% del comercio del Mercosur tiene su origen o destino en el bloque europeo. Se trata de una negociación transversal, que involucra muchos sectores, así como también múltiples desafíos, oportunidades y amenazas.
El 17% de las exportaciones argentinas se destina a la Unión Europea, y todas ellas gozan en mayor o menor medida de acceso preferencial. Sin embargo, la Comisión Europea elevó al Parlamento comunitario un proyecto por el cual tanto Argentina como Brasil quedarían excluidos del régimen de preferencias a partir del 1 de enero de 2014. Y ése es justamente uno de los puntos principales a negociar por parte del Mercosur, que intentará mantener el beneficio más allá de la fecha planteada por los europeos. Otro objetivo importante es la eliminación del escalonamiento arancelario que afecta a los productos argentinos.
Aunque es transparente, el sistema arancelario de la Unión Europea resulta difícil y complejo según el funcionario del área económica de la Cancillería argentina. Los negociadores buscan que las preferencias arancelarias incluyan a todos los componentes específicos del arancel. Otro objetivo es que cítricos y manzanas no sean alcanzados por el sistema de precios de entrada, lo cual se presenta a priori como una meta difícil de conseguir, ya que el único país que ostenta un beneficio de ese tipo es Corea del Sur. Para la argentina hay amenazas potenciales y existen varios sectores que preferirían quedar excluidos de la negociación, lo que hace imprescindible definir con claridad los intereses ofensivos y defensivos en acuerdo con las cámaras empresariales.
Por su parte, Roberto Bosch, director de Asuntos Económicos Comerciales del Mercosur en el ámbito de Cancillería, participó del encuentro tucumano enfocando su exposición hacia la agenda del bloque, donde identificó a la unificación de las normas técnicas para facilitar la libre circulación como uno de sus principales ítems. La agenda común del Mercosur está en línea con sus principales objetivos, que son por un lado la libre circulación, el arancel externo común y una política comercial común; y por otro, la coordinación macroeconómica y la armonización de las condiciones de producción e inversión entre los distintos países.
Durante mucho tiempo el énfasis fue puesto en el aspecto de libre comercio, pero hoy adquieren mayor relevancia las cuestiones de coordinación macroeconómica y armonización estructural, que son entendidas como prerrequisitos para la libre circulación. En efecto, si no se avanza con la equiparación de las condiciones de producción, la apertura comercial sólo puede significar beneficios asimétricos entre los distintos países y entre distintos sectores al interior de cada país. De allí la importancia que desde este nuevo enfoque adquiere la integración productiva como concepto nodal de la nueva estrategia del bloque.
En un sentido similar puede entenderse que la flexibilidad del arancel común externo constituye una fortaleza y no una debilidad de la unión aduanera. Es que si bien las muchas excepciones que perforan el arancel externo común para la extrazona relativizan su alcance, ellas constituyen también herramientas que dan flexibilidad a los productores y que permiten reflejar las diferencias entre las estructuras productivas de cada uno de los países del Mercosur.
El papel de la Cancillería
Por último, la descripción del dispositivo público destinado a la inserción comercial y productiva de las empresas argentinas a nivel internacional estuvo a cargo de Oscar Galía, director general de Integración Económica de la Cancillería. El funcionario refirió que el país cuenta con 131 representaciones diplomáticas en el exterior, de las cuales 77 son embajadas, 47 consulados, y 7 centros dedicados específicamente a la promoción comercial. Las representaciones están en contacto permanente con la Cancillería, la que a su vez tiene un área económica desde la cual se concentran las negociaciones bilaterales y multilaterales y las actividades de promoción comercial.
Entre los aspectos más importantes de los que se ocupa su Dirección, Galía destacó las negociaciones en transporte aerocomercial y terrestre, los asuntos sanitarios, la elaboración de instrucciones para las embajadas y la recepción de información desde las mismas a nivel continental. Este último aspecto es de gran importancia dado que la información recabada por las representaciones diplomáticas constituye un insumo básico para el diseño de acciones en el campo del comercio y las negociaciones económicas internacionales.
Gustavo Sánchez
