La batalla cultural

Hasta 2016, Maduro tiene mayoría absoluta en la Asamblea, además de 20 de las 23 gobernaciones del país. Su habilidad en la capacidad de gestión le dará la oportunidad de reforzar el sistema político y social de Venezuela. Los resultados del 14 de abril alertan sobre un problema cultural de difícil erradicación: el desarrollo de la conciencia cívica de sectores marginados históricamente del circuito institucional del país, que no acudieron a las urnas pensando en un triunfo garantizado; y la movilización de los sectores medios y los antes marginados y ahora promovidos por el gobierno de Hugo Chávez, tras una oposición que en su campaña usó los más caros símbolos de la Venezuela pasada y presente.


La batalla cultural

“Conciente de la amenaza de la muerte inmediata, Chávez supo cuidar del gran plan de desarrollo socialista de Venezuela que comandó su campaña presidencial, y que orienta ahora su partido, sus fuerzas armadas apoyadas en un pueblo en armas, sus poderes comunales, su parlamento, la conciencia aguda y esclarecida de un pueblo alfabetizado, que aprendió a estudiar como su jefe, devorador de libros cuya lectura compartía con su pueblo en todas las oportunidades enseñándole el poder del conocimiento y de la reflexión libre y emancipadora. Ahí está el problema de esta clase dominante y sus seguidores: no tienen frente a ellos un pueblo ingenuo e incapaz. Al contrario, tienen ante ellos algunos millones de Hugo Chávez.

Electores y candidatos, unidos en la misma pasión liberadora que se alimenta del otro hijo querido: Simón Bolívar. Esta es tu tarea Maduro… Habrás de cumplirla”, resumía Theotonio dos Santos - Profesor visitante da Universidade do Estado do Río de Janeiro (UERJ) y Presidente de la Cátedra de UNESCO y de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU) sobre “Economia Global y Desarrollo Sustentable” -, en su nota “Muchos Chávez van a continuar la lucha”, reproducida por la Agencia Venezolana de Noticias.

El trabajo, que reflejaba la percepción de muchos intelectuales y políticos amantes de la integración, publicada a pocos días de la muerte de Hugo Chávez, daba por descontada la existencia de una conciencia cívica por parte del pueblo venezolano, que no fue totalmente reflejada en las urnas. El triunfo de Nicolás Maduro, aunque irreversible, no fue aplastante. Este hecho no es novedoso para ningún proceso democrático, pero llama la atención el aparente crecimiento de la oposición en pocos meses.

Separados hasta la llegada del comandante Chávez al poder, del circuito del sistema institucional, al punto de haber tenido que autorizar el ingreso de alumnos sin documentación en las escuelas primarias, no es dable suponer que en esta década haya habido tiempo para desarrollar la conciencia participativa de los sectores más postergados, en la preservación de lo conquistado. A esto se suma la participación masiva de los sectores medios partidarios de Capriles, especialmente en el exterior, que apareció con una imagen renovada.
“Capriles nombra a su comando de campaña “Simón Bolívar”, con lo que hace un juego magistral, además de reconocer a Chávez abiertamente, así como sus misiones, cambiando radicalmente su postura en relación con su campaña de las elecciones de octubre del año pasado. Desarrolló a su vez una propuesta provocativa que ahuyenta a parte de la base electoral, cuando logra dichos agresivos por parte de Maduro, que se había destacado como gran negociador cuando se desempeñó como canciller”, explica el profesor Atilio Borón- politólogo y sociólogo argentino, doctorado en Ciencia Política por la Universidad de Harvard- en una entrevista concedida a Radio Nacional. "Yo les pido a todos los seguidores del ‘comandante’ que me voten a mí", declaró Capriles en el cierre de la campaña. "Maduro no es Chávez, y yo no soy la oposición. Soy la solución". Es sólo una consigna, pero que tensó la cuerda más sentida del pueblo venezolano, la figura de Chávez.

Si bien básicamente el pueblo venezolano ha accedido en forma creciente a los distintos niveles conque el presidente Hugo Chávez los “visibilizó”, con su inclusión en la educación, sanidad, alimentación y vivienda masivos, aún resta mucho trabajo por hacer en términos de participación política.

A pesar de que la ausencia del ex mandatario en el protagonismo del gobierno a lo largo de su enfermedad pudo haberse sentido en términos de la merma en el notable impulso que él imprimía a su gestión, descuidando temas tales como la lucha contra la inflación y contra la inseguridad, miles de venezolanos que festejaron masivamente el triunfo de Maduro, no acudieron a las urnas –seguros de un triunfo garantizado- y no pudieron exhibir su dedo meñique entintado como lo hicieron los que sí participaron.

En ese marco pueden leerse los llamados de los funcionarios al voto, como el vicepresidente Jorge Arreaza, que desde la parroquia del 23 de Enero, del oeste de Caracas, después de emitir su voto, invitó al “pueblo a participar, a decidir”, a no “dejar pasar esta oportunidad”. Aprovechando por otra parte para destacar la condición de transparencia del Consejo Nacional Electoral (CNE), un ente comicial auditable en todo momento, que cuenta con la participación de todos los actores políticos. “Es un poder electoral público que tiene un sistema invulnerable, que está blindado y garantiza el secreto del voto”, afirmó.

Por otro lado, “la promoción social no gana el voto de los sectores promovidos. El ejemplo más notorio fue el de los sectores rurales asentados por el Movimiento de los Sin Tierra durante el gobierno de Lula da Silva, que cambiaron de posición cuando obtuvieron la propiedad de la tierra”, ilustra Borón. El llamado al voto de la


¿Un país con una economía enferma?


Un artículo del periodista Fabio Murakawa, de Valor Económico de Brasil, explica “la difícil tarea de reorganizar un país”, para el sucesor de Hugo Chávez, con una “economía enferma”, con una inflación por encima del 20% y en alza, que importa el 70% de los alimentos que consume y donde el petróleo es responsable por el 96% de los dólares de la exportación. Los datos que reflejan son interesantes porque se repiten en todas las publicaciones de oposición, aunque sin ser referenciadas en el contexto anterior.

El trabajo del académico Alfredo Serrano Mancilla, Cooordinador para América Latina del Ceps, publicado en AVN, abunda en cifras y análisis mucho más convincentes. “Venezuela padeció la denominada "enfermedad holandesa" desde los años 30 del siglo XX cuando ya era el segundo mayor país productor de petróleo (y el mayor exportador del mundo). Años después, por ejemplo entre 1972 y 1974, los ingresos del gobierno venezolano se habían cuadruplicado como consecuencia de la llamada crisis del petróleo y la subida de los precios del mismo, explica. ¿Han mirado los expertos cómo era la pobreza y la desigualdad en estos años? ¿Qué se hacía en la economía con esos recursos a favor de las mayorías excluidas?

“Luego, llegaron las décadas perdidas neoliberales donde los (des)ajustes y los programa de (des)estabilización fueron generadores de más concentración de riqueza, de más desigualdad, de más pobreza, de más exclusión, de menos reparto de los derechos básicos y de empeoramientos de las mínimas condiciones sociales para una vida digna.

“A pesar de ser cierto que el precio del petróleo está altísimo en los últimos años (con la salvedad del año 2008), es absolutamente deshonesto usar este hecho para eclipsar la gestión política y económica de Chávez a partir de estos precios y estos recursos. A Chávez no sólo le dieron un golpe de estado, también sufrió un golpe petrolero que redujo mucho la capacidad productiva de PDVSA (empresa estatal de petróleo en Venezuela). Desde ese momento, Chávez entendió que los recursos naturales de la patria son para los venezolanos, y los beneficios que se obtengan a partir de ellos son para el pueblo. Por todo ello, la política de Chávez dedicó los máximos esfuerzos a mejorar PDVSA, y a hacerla cada vez más eficaz, logrando que a fecha de diciembre de 2011, Venezuela sea el poseedor de las mayores reservas probadas de crudo pesado del mundo, con 297.570 millones de barriles.

“La economía dominante se empeña en explicar todo por el petróleo, como si fuera una cuestión estrictamente meteorológica (tal como hacen para explicar la crisis), sin embargo, esto no es así. Para que esto ocurra, esto es, que el petróleo sea para el pueblo, Chávez promulgó una nueva Ley de Hidrocarburos (en vigor desde enero de 2002) que permite que toda la producción de petróleo y las actividades de distribución debían ser del dominio del Estado venezolano. ¿Cómo un experto se puede olvidar de este dato tan capital? Quizás estos expertos no son capaces de explicar nada que no pueda ser introducido como variables explicativas en ningún modelo econométrico.

“Chávez entendió que la democracia no sólo podría ser circunscrita al plano procedimental, es decir, ganar elecciones (cosa que Chávez hizo permanentemente y además todas ellas avaladas internacionalmente). La democracia integral, la real, debe ser aplicada a muchos planos de la vida. Por esto, Chávez se empeñó en que la riqueza, los derechos sociales, los servicios básicos, el acceso al consumo, la educación, la salud, la participación política se democratizaran.

“Puesto que muchos expertos en economía creen que ésta es sólo una ciencia de ingeniería social, en la cual no cabe análisis sin números, ahí va un saco de cifras a partir de sus fuentes preferidas: a) la pobreza se redujo del 50% al 27,8% (según CEPAL), b) la desigualdad pasó de 0,46 a 0,29 (CEPAL), c) en lo alimentario (algo poco estudiado por la economía hegemónica), Venezuela es el país de América Latina y del Caribe más avanzado en la erradicación del hambre; la tasa de desnutrición se redujo desde un 21% en 1998 a menos del 3% en 2012; se ha pasado de producir el 51% de los alimentos que se consumían en 1999 a producir el 71% en 2012 (todos datos de la FAO), d) Venezuela es el primer país del mundo al que se le concede una calificación de 96 puntos (en una escala de 100) en honor a las metas alcanzadas en materia de inclusión para alfabetización, educación inicial, primaria, secundaria y universitaria (UNESCO en 2010), e) el PIB de Venezuela se triplicó con Chávez como presidente (banco Mundial), f) la tasa de desempleo pasó de un 15,2% en 1998 a un 6,4% en 2012, con la creación de más de 4 millones de empleos, y por último, g) entre el 2000 y el 2012, la mejora del IDH es cuatro veces mayor que los avances experimentados durante las dos décadas anteriores (PNUD).

“Y dado que los economistas expertos entienden a la economía a partir de las macromagnitudes sin importarle lo más mínimo la cuestión social, en esto, también el chavismo ha conseguido grandes avances. El otro tema recurrente es la inflación. Sin embargo, nada dicen de que en las décadas perdidas, antes de la llegada de Chávez, la inflación promedio anual era del 34%; con Chávez, en la década ganada, la inflación anual es del 22%. Pero además, hay que considerar que el poder adquisitivo real del salario mínimo ha mejorado en un 21,5% desde 1998, esto es, el salario aumentó mucho más de lo que hizo el nivel de precios. En la otra variable preferida por estos expertos, también se presentan resultados satisfactorios incluso confirmados por el FMI: la relación entre el PIB y la deuda pública del gobierno central bajó del 60% en 1998, cuando llegó Chávez, al 25,1% en 2012”.

Hasta 2016, Maduro tiene mayoría absoluta en la Asamblea, además de 20 de las 23 gobernaciones del país. Su habilidad en la capacidad de gestión le dará la oportunidad de reforzar el sistema democrático político y social de Venezuela.
Graciela Baquero