Cambio de Marcha AL y C en la nueva normalidad del comercio global

De cara al futuro, la realineación de las paridades cambiarias traza un cuadro adverso al crecimiento de las exportaciones intrarregionales, con tendencia a una mayor especialización en productos primarios, particularmente en América del Sur.


A mediados de 2014 el comercio global entró en una segunda fase de contracción después del colapso comercial generado por la crisis financiera de 2008–2009. En la recaída de las exportaciones de América Latina y del Caribe, que se caracterizaron por un ajuste mayor al del promedio mundial, confluyeron dos factores específicos: un histórico shock de los términos de intercambio y la recesión regional más severa de las últimas décadas. Como consecuencia se agudizaron los desequilibrios de la cuenta corriente en la mayoría de los países en una coyuntura donde es previsible el endurecimiento de las condiciones de financiamiento internacional.

De cara al futuro, la realineación de las paridades cambiarias traza un cuadro adverso al crecimiento de las exportaciones intrarregionales. Se intensifica por tanto la tendencia de largo plazo hacia una mayor especialización en productos primarios, particularmente en América del Sur. En este contexto se realza la urgencia de otorgar prioridad a políticas orientadas a sostener la diversificación de las exportaciones.

La intensidad y la duración de la recaída indican que el sistema comercial global parece caracterizarse por una nueva normalidad. La desaceleración de la globalización comercial se origina en fenómenos reales y nominales que tienen profundas implicancias para las perspectivas de inserción externa de América Latina y del Caribe. En el plano real, la debilidad de la demanda de los países desarrollados ya no se ve compensada por el dinamismo de los países emergentes —tanto China como los mismos países de la región— que enfrentan, por motivos diferentes, ajustes profundos que tomarán tiempo en completarse.

En el plano nominal, el shock de los términos de intercambio de la región, determinado por la fuerte corrección de los precios de los productos básicos, refleja no solamente los mencionados ajustes coyunturales reales, sino también transformaciones cualitativas de los procesos productivos globales. En el mediano plazo la presión sobre las cotizaciones de estos productos podría estar, además, amplificada por la previsible apreciación del dólar debida al progresivo endurecimiento de la política monetaria de los Estados Unidos.

Estas tendencias reales y nominales instalan un escenario externo que, al igual de lo que ocurre con el comercio mundial, requiere un cambio de marcha por parte de los países de la región en lo que hace a las políticas de apoyo a la inserción internacional

En el corto plazo, la región enfrenta una nueva configuración de los tipos de cambios reales que no favorecen el crecimiento de las exportaciones por medio del canal intrarregional, particularmente en América del Sur. Se delinean por tanto incentivos adversos para la diversificación, ya que es en el comercio intrarregional donde se da la mayor participación de manufacturas. Asimismo, es probable que el aumento de la incertidumbre generada por la volatilidad cambiaria ejerza un efecto depresivo sobre las ventas externas.

 

 

En cambio, en México y Centroamérica, que a diferencia del resto de la región se han posicionado de manera competitiva en las exportaciones de manufacturas, el reto será preservar su competitividad más allá del nuevo escenario cambiario que podría favorecerlos. Lejos de constituir un llamado a la intervención en los mercados cambiarios con el fin de alterar la competitividad de los exportadores, se pretende más bien resaltar el impacto que podrían tener las variaciones en los niveles y en la volatilidad de los tipos de cambio sobre el desempeño comercial regional. Por otra parte será oportuno evitar ceder a tentaciones proteccionistas orientadas a salvaguardar de manera ineficiente la competitividad de los exportadores. En una perspectiva de más largo plazo, se realza la urgencia de asignar la más alta prioridad a políticas que promuevan la diversificación comercial. El agotamiento del superciclo de los precios de los productos básicos evidencia la dualidad de la región en términos de especialización comercial y la vulnerabilidad de la concentración en productos básicos y derivados, acentuada además por el repliegue de ciertas economías hacia los segmentos de menor valor agregado de las cadenas productivas.

Se deriva por tanto la necesidad de acelerar la agenda de negociaciones comerciales internacionales en los países que aún no disponen de una red de acuerdos preferenciales suficientemente articulada y profunda. Por otra parte, en aquellos que necesitan preservar y ampliar sus márgenes de preferencia será fundamental adoptar medidas complementarias de aprovechamiento y facilitación comercial. En todos los casos, será oportuno considerar que el contexto externo de los próximos años será más desafiante para la región que en las últimas dos décadas, no solamente por los factores económicos analizados en este informe, sino también por el ambiente político crecientemente adverso a la apertura de los mercados, en particular en los países desarrollados.

Estos son solo algunos de los elementos que debe priorizar una ambiciosa agenda de políticas que haga frente a los elementos adversos en el contexto externo enfrentado por América Latina y el Caribe. Pero es evidente que para adaptarse a la desaceleración de la globalización la región requerirá una alta dosis de voluntad política e instrumentos eficaces y eficientes capaces de acompañar el sector privado en un rápido e incisivo proceso de internacionalización.

Monitor de Comercio e Intregración. InTrade, coordinado por Paolo Giordano.

 

Texto completo: https://publications.iadb.org/bitstream/handle/11319/7942/Monitor-de-Comercio-e-Integracion-2016-Cambio-de-marcha-America-Latina-y-el-Caribe-en-la-nueva-normalidad-del-comercio-global.pdf?sequence=3

 

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