Brasil cierra 2016 con impactos negativos en los niveles de actividad y consumo

En 2016, la economía brasileña presentó un cuadro recesivo, con una caída estimada del 3,6% del PIB, es decir que se registra una reducción del PIB superior al 3,5% por segundo año consecutivo. Este panorama se presenta en todos sectores de la producción y de la demanda. Para 2017, el informe Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe de CEPAL, estima que la economía brasileña podrá crecer un 0,5%.


Consecuentemente, en promedio, la tasa de desempleo aumentó al 11,8% en el tercer trimestre de 2016, frente al 8,9% que había alcanzado en el mismo período de 2015, y el salario real mensual acumuló una pérdida del 2,45% en cuatro trimestres hasta octubre de 2016. En el contexto de una demanda interna reprimida, se redujo el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos, como resultado de una pronunciada caída de las importaciones que incidió en un incremento del superávit de la cuenta de bienes a 38.500 millones de dólares. A su vez, el déficit público total nominal alcanzó el 7,3% del PIB a octubre de 2016, frente al 9,1% del PIB en el mismo período de 2015, señala el trabajo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.

La deuda pública neta total subió del 36,2% del PIB a fines de 2015 al 44,2% del PIB a octubre de 2016. Por otra parte, la inflación comenzó a descender, llegando a un tasa del 7,9% en octubre, después de alcanzar un 10,7% a fines de 2015. Para 2017, se espera un leve crecimiento económico del 0,5%. Las dificultades fiscales acapararon la atención de la política económica en 2016; los ingresos del gobierno federal excluidos los ingresos extraordinarios del programa de retorno de capitales brasileños en el exterior registraron una caída real del 5,8%. La menor actividad económica tuvo un fuerte impacto en la recaudación tributaria de los gobiernos federal, estaduales y municipales. En algunos casos, la disminución de los ingresos fue aún más acentuada en los estados o municipalidades que percibían ingresos extraordinarios derivados del pago de regalías por la exploración de recursos naturales, como el petróleo y los minerales.

En el gobierno federal, se observan caídas reales de los principales impuestos, como los aplicados a las importaciones (-28,1%), los productos industrializados (-21,6%) y las operaciones financieras (-11,2%), de la Contribución para el Financiamiento de la Seguridad Social (COFINS) (-7,4%) y de los aportes de los empleados y empleadores al Instituto Nacional del Seguro Social (INSS) (-6,0%).

La recaudación del impuesto sobre la renta presentó un crecimiento real del 3,4% debido al ingreso extraordinario de 46.800 millones de reales por la regularización de capitales brasileños en el exterior, que representa un 16,1% del total ingresado hasta octubre por ese impuesto. En los estados, el impuesto sobre circulación de mercaderías y de servicios (ICMS), la principal fuente de ingreso tributario, presentó una disminución real del 3,7% hasta septiembre de 2016 en comparación con el mismo período de 2015. Para la mayoría de los municipios del país, el principal origen de recursos fueron las transferencias obligatorias recibidas del gobierno federal, que entre enero y octubre se redujeron un 8,5% en términos reales. Con la restricción financiera, el sector público brasileño tuvo dificultades para hacer ajustes y cumplir con sus pagos. En el gobierno federal, se implementó una reducción real del

6,8% de los gastos no obligatorios, en especial de las inversiones del Programa de Aceleración del Crecimiento (-18,8%) y de los gastos en personal (-2,4%). Por otra parte, el pago de los beneficios de la seguridad social, las jubilaciones y las pensiones, que da origen al 41,5% del gasto primario federal, creció un 6,5% en términos reales, de modo que el gasto total primario del gobierno federal mostró una variación prácticamente nula (un aumento del 0,1%), y generó un déficit primario de 124.000 millones de reales entre enero y octubre de 2016, lo que equivale a un 1,1% del PIB, frente a un 0,7% del PIB en 2015.

 

1er gráfico pdf http://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/40825/1601260BP_Brasil_es.pdf?sequence=19&isAllowed=y

 

En los estados, fue necesario repartir el pago de sueldos de funcionarios e implementar nuevas reglas y un alza de las contribuciones a los sistemas de jubilación y pensiones de esos funcionarios.

El resultado primario del sector público consolidado hasta octubre de 2016 fue un déficit del 0,89% del PIB, frente al 0,41% del PIB en 2015. El déficit global alcanzó en los diez primeros meses de 2016 un 7,3% del PIB, debido al pago de intereses equivalente a un 6,45% del PIB. La política monetaria en 2016 se enfocó en mantener la tasa de interés básica (SELIC) en un 14,25% en el período de enero a agosto de 2016. Dado el descenso de la inflación, esto incidió en una elevación de la tasa de interés real, lo que estimuló una reducción del endeudamiento de las familias y las empresas, debido a la restricción al crédito y sus impactos negativos en el nivel de actividad.

En efecto, hubo un continuo proceso de reducción del crédito, con una caída nominal del 8,6% en las nuevas concesiones de préstamos en el período de enero a octubre de 2016 con respecto al mismo período de 2015. También se revirtió la actuación de los bancos públicos, que redujeron sus operaciones un 3,1% en ese mismo lapso. Además, los bancos extranjeros disminuyeron sus préstamos un 18,2%, como consecuencia de la venta de operaciones de importantes instituciones a bancos privados brasileños.

Por otra parte, ante el cuadro recesivo y de desempleo, el nivel de retrasos en los pagos de préstamos alcanzó un 4,2% en el caso de las familias y un 3,6% en el caso de las empresas. En noviembre de 2016, el Banco Central del Brasil redujo la tasa de interés al 13,75% y se ha comprometido a alcanzar la meta de inflación anual del 4,5% a diciembre de 2017.

Considerando la tasa SELIC, establecida en un 13,75% en noviembre de 2016, y la expectativa de inflación del 4,8% para los próximos 12 meses, la tasa real es del 8,5% anual. En octubre de 2016, la tasa nominal de interés media para las operaciones de préstamos alcanzó un 33,3% anual. La tasa de cambio en 2016 mostró una alta volatilidad, originada por incertidumbres o expectativas sobre eventos políticos y sus impactos en la política económica. A fines de enero de 2016, el tipo de cambio alcanzó 4,04 reales por dólar y a fines de octubre cayó a 3,18 reales por dólar, lo que representa una apreciación del 21,2%. Sin embargo, en noviembre la situación se revirtió y el tipo de cambio subió a 3,43 reales, lo que constituye una devaluación mensual del 7,8%. El Banco Central intervino en el mercado cambiario mediante operaciones de permuta financiera (swaps).

 

Grafico 2 del mismo pdf

 

Con la apreciación que se observó hasta octubre, las operaciones de permuta fueron menores y disminuyeron sus costos, que en 2015 habían llegado a casi un 2,0% del PIB. El déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos se redujo de 53.400 millones de dólares entre enero y octubre de 2015 a 16.900 millones en el mismo período de 2016. Esta caída se debe principalmente al mayor superávit comercial de bienes (de 38.500 millones de dólares), dado que el valor de las exportaciones alcanzó 153.100 millones de dólares y el de las importaciones fue de 114.600 millones de dólares.

El aumento del superávit es consecuencia de la continuidad de una fuerte caída de las importaciones (-22,0%) y de una leve reducción de las exportaciones (-4,6%) en los diez primeros meses de 2016, aunque el volumen exportado se incrementó. En cuanto a las exportaciones, las mayores ventas las registraron los productos básicos como la soja (18.900 millones de dólares), el mineral de hierro (10.300 millones de dólares) y el petróleo (8.200 millones de dólares), pero con montos inferiores a los del mismo período de 2015.

Entre los productos manufacturados, se destaca el incremento del 33,8% de las exportaciones de automóviles (3.600 millones de dólares) y del 16,5% en el caso de los aviones (3.400 millones de dólares). La contracción de las importaciones, en valor y volumen, reflejó el menor nivel de actividad, destacándose la caída del 44,5% de la compra de petróleo y productos derivados (10.300 millones de dólares) y la disminución generalizada de los demás productos, como los bienes de capital (15.700 millones de dólares, un descenso del 21,6%) y los productos de consumo (17.900 millones de dólares, una baja del 23,1%).

En términos de mayores compras, se destacan solo las de alimentos básicos para consumo doméstico, que crecieron un 20,0% (a 1.700 millones de dólares), para compensar la pérdida de la cosecha agrícola ocurrida en el primer semestre de 2016. Si bien el monto de la inversión extranjera directa se mantuvo en su nivel de 54.900 millones de dólares en 2016, hubo un menor ingreso de otros capitales, con lo que el resultado de la cuenta financiera fue de 10.700 millones de dólares en el año, frente a un ingreso de 51.300 millones de dólares en los diez primeros meses de 2015.

Las reservas internacionales se mantuvieron relativamente constantes, en un monto de 367.000 millones de dólares. La producción del sector agropecuario acumuló una reducción del 6,9% en los tres primeros trimestres de 2016, a causa de problemas climáticos, en especial la sequía que azotó a diferentes regiones. Los sectores de transporte y de comercio tuvieron caídas del 6,9% y el 7,2%, respectivamente, en el mismo período. El cuadro recesivo de la industria se mantuvo por decimosegundo trimestre consecutivo, lo que siguió reflejándose en una caída de su producto. La industria de transformación y la construcción registraron en los tres primeros trimestres descensos del 6,7% y del 4,4%, respectivamente. El único sector productivo con alguna expansión en ese período fue el de servicios de electricidad, agua y saneamiento, que creció un 5,6% tras el levantamiento de las restricciones hídricas establecidas en 2015. Por el lado de la demanda, en los tres primeros trimestres solo se incrementaron las exportaciones de bienes y servicios (5,2%).

El consumo de las familias se redujo un 4,7% y el del gobierno, un 11,6%. La inversión acumula una caída del 11,7% y presenta un nivel un 27,3% inferior al máximo observado en el tercer trimestre de 2013. La producción del sector agropecuario acumuló una reducción del 6,9% en los tres primeros trimestres de 2016, a causa de problemas climáticos, en especial la sequía que azotó a diferentes regiones. Los sectores de transporte y de comercio tuvieron caídas del 6,9% y el 7,2%, respectivamente, en el mismo período.

El cuadro recesivo de la industria se mantuvo por decimosegundo trimestre consecutivo, lo que siguió reflejándose en una caída de su producto.

La industria de transformación y la construcción registraron en los tres primeros trimestres descensos del 6,7% y del 4,4%, respectivamente. El único sector productivo con alguna expansión en ese período fue el de servicios de electricidad, agua y saneamiento, que creció un 5,6% tras el levantamiento de las restricciones hídricas establecidas en 2015. Por el lado de la demanda, en los tres primeros trimestres solo se incrementaron las exportaciones de bienes y servicios (5,2%). El consumo de las familias se redujo un 4,7% y el del gobierno, un 11,6%. La inversión acumula una caída del 11,7% y presenta un nivel un 27,3% inferior al máximo observado en el tercer trimestre de 2013. La recesión influyó directamente en la evolución de los precios y del mercado de trabajo.

El índice nacional de precios al consumidor en su concepto amplio (IPCA) en 12 meses a octubre de 2016 fue del 7,9%, inferior al observado en el mismo período de 2015 (9,9%) y a la tasa de inflación de fines de ese año (10,7%). El principal factor de esa evolución fue la disminución de los precios relacionados con los gastos en vivienda, en especial, los servicios públicos y los alquileres. Después de subir un 18,3% en 2015, en 12 meses a octubre la variación de esos gastos fue del 4,4%.Otro factor fue el costo del transporte, que se había elevado un 10,2% en 2015 y luego se redujo un 5,3%. Sin embargo, los precios de alimentos mantuvieron su tendencia al alza, con un incremento del 12,4% en 2016, que en 2015 había sido del 12,0%. ` La reducción de la inflación ayudó a disminuir la presión sobre los salarios reales. Sin embargo, ante el deterioro del mercado de trabajo, la tasa de desempleo fue elevándose, del 6,8% en septiembre de 2014 al 8,9% en septiembre de 2015 y al 11,8% en el mismo mes de 2016. En los diez primeros meses de 2016 se perdieron 751.000 puestos de trabajo formal, lo que representa una caída del 4,2% del total de empleos. En cuanto al salario medio real, se observó una disminución del 2,45% en 12 meses a octubre de 2016.

Según la nueva administración, la reversión del cuadro recesivo en 2017 tendría como base la recuperación de las expectativas y la credibilidad en la política económica. La medida principal en ese sentido es la presentación ante el Congreso Nacional de un nuevo régimen fiscal con reglas de largo plazo, para restringir mediante enmienda constitucional la expansión del gasto total primario del gobierno federal a la tasa de inflación del año anterior, por lo menos para los próximos diez años, y la aprobación de nuevas normas de acceso al sistema de jubilaciones y pensiones, así como de nuevos cálculos de las prestaciones para considerar los cambios demográficos y las fuentes de ingresos. El Banco Central ha contribuido al respecto con la primera reducción de la tasa de interés desde 2012. En resumen, se estima que la economía brasileña podrá crecer un 0,5% en 2017.

 

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