Brasil y la irracional saga arancelaria de Trump
GMC del Mercosur amplía lista de productos exentos del arancel externo La LXIV GMC celebrada el 1 de julio en Buenos Aires, previo a la LXIV Cumbre presidencial, resolvió ampliar la lista nacional de excepciones arancelarias de cada país miembro del bloque, como defensa frente a la política arancelaria promovida por EEUU. Días más tarde, en ocasión de la reunión BRICS de Rio de Janeiro, Trump lanza una irracional andanada de aumento de aranceles, que alcanza al 50%, con la oposición del empresariado de ambos países.

La Resolución 009-2025, será la herramienta usada para enfrentar el escenario económico mundial, amenazado por una agresiva política arancelaria por parte del actual gobierno de EEUU.
Para Brasil y Argentina, la exención pasó de 100 a 150 productos. La decisión ya había sido tomada en una reunión de emergencia que el canciller argentino Gerardo Werthein convocó, tal como lo permite la presidencia pro tempore. Fue poco después de conocerse la lista arancelaria de Donald Trump, lanzada como una plataforma de negociación bilateral de la cual obtener ventajas económicas y políticas.
En ese momento, el gobierno de Javier Milei abandonó la idea de intentar la firma de un TLC con EEUU por fuera del Mercosur, y eligió la vía consensuada de excepciones arancelarias, con el objeto de facilitar la negociación de productos argentinos de exportación hacia EEUU.
Los Ministros coincidieron en la importancia de hacer frente a los desafíos que presenta el actual contexto internacional y en la necesidad de ampliar temporariamente la Lista Nacional de Excepciones al Arancel Externo Común de cada Estado Parte hasta 50 códigos arancelarios e instruyeron a los respectivos Coordinadores Nacionales a implementar ese entendimiento, de acuerdo a los respectivos procedimientos internos, así como a discutir la modernización del MERCOSUR en ocasión de la reunión del Grupo Mercado Común del 23 y 24 de abril, en forma previa al nuevo encuentro de Cancilleres del 2 de mayo en Buenos Aires.
Vale recordar que el comercio del bloque se rige por un AEC, con alícuotas que van desde el 0 al 35%, pero cada miembro del Mercosur cuenta con una Lista Nacional de Excepciones (LNE) al AEC en una cantidad limitada de productos que puede cambiar cada seis meses, previa notificación a sus socios. La modernización y el aumento de excepciones arancelarias forma parte de un pedido histórico de Uruguay en el bloque.
Finalmente, la reunión del Grupo Mercado Común previa a la Cumbre, resolvió la Modificación de la Nomenclatura común del Mercosur y su correspondiente Arancel Externo Común.
Texto de la Resolución
https://normas.mercosur.int/simfiles/normativas/107601_RES_009-2025_ES_Modif%20NCM%20y%20AEC.pdf
A partir de la internalización de la norma, los países del Mercosur podrán incrementar en 50 la cantidad de tipos de productos exentos del arancel externo común del bloque.
Esto implica que Brasil y Argentina podrán aumentar de 100 a 150 los productos en la lista de excepciones al arancel para 2028. En el caso de Uruguay, la cantidad aumentará de 255 a 275 para 2029, y en Paraguay pasará de 649 a 699 para 2030.
Esto permite a cada socio subir aranceles, para adoptar una posición más defensiva ante un eventual aluvión de importaciones, o bajarlos, para llevar adelante negociaciones con terceros países para concederse preferencias arancelarias mutuas en una serie de productos. Este mecanismo fue pensado por Argentina como una alternativa para entablar negociaciones con EEUU, evitando los elevados aranceles anunciados por Trump, que entrarían en vigencia el 1 de agosto.
La reducción arancelaria para los 50 artículos adicionales sólo será aplicable cuando las exportaciones de un producto hacia un miembro específico del Mercosur no superen el 20 % del total del código arancelario correspondiente. Además, para evitar la concentración en un sector económico particular, las exenciones se limitan al 30 % de los nuevos códigos arancelarios.
La saga de Brasil y los aranceles de Trump
Pocos días después de la Cumbre Mercosur, tras el desarrollo de la reunión BRICS celebrada en Rio de Janeiro, Donald Trump, en un gesto injerencista, declaró que aplicaría un 10% de aranceles adicionales a los ya acumulados, a los productos de exportación hacia EEUU de los países reunidos en Brasil integrantes del organismo, al que calificó de “anti estadounidense”, por las críticas que se hicieron a la política arancelaria del presidente norteamericano.
Poco después, ante declaraciones de Lula da Silva en relación conque la desdolarización del sistema económico mundial era “inevitable”, Donald Trump aplicó un 50% de carga arancelaria a los productos brasileños que se venden en EEUU, agregando a sus motivos la persecución de la oposición política, específicamente de Jair Bolsonaro, enjuiciado por participar del intento de golpe de estado al actual presidente de Brasil. Lula respondió aplicando medidas recíprocas.
El miércoles 30 de julio, Donald Trump firmó el decreto que oficializa la aplicación de aranceles adicionales del 50% contra Brasil, que entran en vigencia el 1° de agosto. Paralelamente, Washington anunció nuevas sanciones contra el juez del Tribunal Supremo Alexandre de Moraes, declarándolo responsable de una “caza de brujas” contra el expresidente Jair Bolsonaro, acusado de intento de golpe de Estado. De esta forma, actuó antes de que se pasara por una instancia de diálogo y negociación, como es usual.
Empresarios de ambos países en oposición. En una muestra de que estas decisiones económicas intempestivas son peligrosas para las propias empresas estadounidenses, la U.S. Chamber of Commerce y la Cámara Estadounidense de Comercio para Brasil (Amcham Brasil) publicaron una nota conjunta en la que se solicitó al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, la suspensión de los aranceles del 50% impuestos a los productos brasileños prevista para entrar en vigor el 1º de agosto. La nota de las entidades destaca que la medida unilateral del gobernante estadounidense afectará “productos esenciales para las cadenas productivas y los consumidores norteamericanos, aumentando los costos para las familias y reduciendo la competitividad de sectores productivos estratégicos de Estados Unidos”. (Las importaciones de café, carne y pescado serán las más afectadas por esta guerra comercial).
Ambas cámaras de comercio defendieron que Estados Unidos y Brasil “se comprometan en negociaciones de alto nivel con el fin de evitar la implementación del arancel del 50%”. Además, las entidades advierten que los aranceles pueden establecer un precedente “preocupante” en una de las relaciones económicas más importantes para Estados Unidos.
Señalan que unas 6.500 pequeñas empresas estadounidenses dependen de las importaciones brasileñas, y otras 3.900 compañías tienen inversiones en Brasil.
“Brasil está entre los diez principales mercados para las exportaciones de Estados Unidos y es destino, cada año, de cerca de US$ 60 mil millones en bienes y servicios estadounidenses”, destaca el comunicado, reproducido por Agencia Brasil.
La nota concluye con la afirmación de que “una relación comercial estable y productiva entre las dos mayores economías de las Américas beneficia a los consumidores, sostiene empleos y promueve la prosperidad en ambos países. La U.S. Chamber y Amcham Brasil siguen disponibles para apoyar iniciativas que favorezcan una solución negociada, pragmática y constructiva —que evite la escalada de la situación actual y garantice la continuidad de un comercio bilateral mutuamente beneficioso”.