Bachelet nueva presidenta

Un 62,15% de los votos obtuvo la abanderada de Nueva Mayoría, Michelle Bachelet, frente al 37,84% de Evelyn Matthei en las elecciones presidenciales con la más baja participación de las últimas décadas: un 58,21% de los electores se abstuvo de participar. En su discurso de triunfo, la presidenta electa dijo que “de nosotros depende que el Chile de todos no sea más un sueño”.


Bachelet no sólo es la primera presidenta mujer en Latinoamérica, sino que será la primera ex presidenta reelecta. Con una amplia ventaja de 62,15% de los votos derrotó en la segunda vuelta a la contendora de la Alianza, Evelyn Matthei, que alcanzó 37,84% de los sufragios.

A la ‘fiesta de la democracia’ no llegó ni la mitad de los invitados. Según las cifras oficiales entregadas por el Servel tras el escrutinio del 99,85% de las mesas, la cifra de votos válidamente emitidos llega a 5.574.362., de un total de 13.573.000 chilenos que podían votar. O sea, el 58,21% de los electores no participó de la ‘fiesta’.

En la primera vuelta de las presidenciales de 2013 fueron a votar 6.696.229 personas, lo que equivale a una participación del 49,3%. La jornada de este domingo tuvo 15,29% menos de votantes.

En la segunda vuelta de 2009, cuando se enfrentaron Eduardo Frei y Sebastián Piñera con un sistema electoral de inscripción voluntaria y voto obligatorio, votaron 7.2 millones de personas.

El 15 de diciembre no sólo será recordado por el esperado triunfo de Bachelet, sino que marca la fecha de la abstención electoral en una elección presidencial más alta de la historia.
 

Voto chilenos exterior

Bachelet también venció en la votación simbólica de los chilenos en el exterior. Según cifras dadas a conocer por la plataforma Voto Ciudadano, participaron 5.699 personas, cifra muy menor a las 12.486 que votaron en la primera vuelta.

De los que participaron, 79,99% dieron su respaldo a la postulante de Nueva Mayoría y sólo 20,1% apoyó a la abanderada de la Alianza.
 

Bachelet: “ahora por fin es el momento”

En su discurso tras el triunfo, la presidenta electa expresó que “están las condiciones económicas, las condiciones sociales y las condiciones políticas. Ahora es el momento. Chile, ahora por fin es el momento. Tenemos la fuerza ciudadana, las mayorías parlamentarias y en los consejos regionales”.

Ante miles de adherentes reunidos en la Alameda, Bachelet aseguró que “llevaremos adelante las profundas transformaciones que Chile requiere. Y lo haremos con sentido de largo plazo, con unidad, con responsabilidad”.

En su ponencia no dejó de referirse a los dos grandes ejes de su campaña, la educación gratuita y una nueva Constitución, la que será, en sus palabras, “nacida en democracia, que asegure más derechos y que garantice que en el futuro la mayoría nunca más será callada por una minoría. Una Constitución que se transforme en el pacto social nuevo, moderno y renovado que Chile demanda y necesita”.

Respecto a su promesa de terminar con el lucro, Bachelet dijo que “hoy ya nadie lo duda. El lucro no puede ser el motor de la educación porque la educación no es una mercancía. Porque los sueños no son un bien de mercado, es un derecho de todos y de todas”.

La mandataria electa agregó que junto a ella ganaron “quienes han marchado en nombre de la diversidad, en nombre de la tolerancia, en nombre de una Salud Pública que entregue respuestas y dignidad, en defensa de los derechos y el respeto de los pueblos originarios. Están triunfando quienes han puesto el acento en la urgencia de derrotar la desigualdad”.
 

Una derecha derrotada y las advertencias de Von Appen

Gran parte de los análisis tras el triunfo de Sebastián Piñera en 2009 coincidían en que la derecha perfectamente podía gobernar durante dos periodos presidenciales. Nadie contó con la emergencia del movimiento estudiantil que terminó por levantar un amplio movimiento social que terminó no sólo con la aventura de la derecha en la Moneda, sino además con la agenda política del país. Así el triunfo de Bachelet fue en gran medida porque supo hacer guiños y colocar, en algunos casos descafeinadamente, la agenda social en su programa de gobierno.

La candidatura de Evelyn Matthei fue la respuesta de la derecha para contener la marea social. Tras dos candidatos que subieron y bajaron, Laurence Golborne y Pablo Longueira, la hija del integrante de la junta de Pinochet tuvo que reconocer temprano su derrota. “El resultado es de mi exclusiva responsabilidad política”- sostuvo.

En un lenguaje que anuncia la trama argumentativa de la derecha, el retirado senador Jovino Novoa, junto con reconocer el triunfo de Bachelet, aprovechó para decir que “cuando se habla de Asamblea Constituyente, de fracaso del sistema, de cambios radicales en el país y no se cuenta con una representatividad que supere el 30% de los chilenos, yo creo que eso da para pensar”.

Confiado en el discurso que tuvo a Joaquín Lavín bien cerca de Lagos en las elecciones de 2003, Novoa sostiene que la baja participación es una “señal clara de que una inmensa mayoría de los chilenos está contenta en el país que vive, esa señal yo creo que es evidente el día de hoy”.

Más allá de los políticos, el empresariado también salió a advertir a los chilenos. Si bien temprano por la mañana Andrónico Luksic, dueño de Canal 13 y principal financista de la campaña de Bachelet, respondió a las consultas de periodistas diciendo que “no me preocupa el resultado de las elecciones presidenciales. No existe preocupación respecto a la inversión privada en relación con quién será el nuevo presidente del país”, horas después las palabras de otro emprendedor generaron polémica.

Uno de los controladores de Ultramar, Sven von Appen, se refirió al virtual triunfo de Bachelet advirtiendo que “si se repite buscamos un nuevo Pinochet”.

En declaraciones a CNN Chile, el empresario dijo que “las dos mujeres son simpáticas, pero son un poco distintas. Bachelet ya fue Presidenta, tuvo gente muy buena, especialmente Andrés Velasco. Ese le manejó toda la plata y lo conocí. Es muy bueno y espero que le toque uno bueno. Si le toca uno así como nuestro gran Presidente que tuvimos que gastó toda la plata del Estado”, para luego agregar que “ella no hizo mucho comparado con los que estuvieron antes que ella, especialmente Pinochet. Si pasa eso buscamos otro Pinochet”.
 

Las promesas de Bachelet

Pesada se le viene la pista a Bachelet, porque a diferencia de elecciones anteriores en la ciudadanía hay gran expectativa para que efectivamente cumpla sus promesas de campaña y no repita la liturgia concertacionista de perfeccionar el modelo de país heredado de Pinochet.

La carta de Nueva Mayoría tiene como pilares de su programa una reforma del sistema de educación pública que asegura que sea gratuito y una reforma tributaria para poder financiarla.

En el área de salud, Bachelet aseguró que invertirá cuatro mil millones de dólares para fortalecer la salud pública. Una meta ambiciosa es crear 300 nuevos centros de salud y 60 nuevos hospitales, de los cuales 20 serán inaugurados bajo su gestión, otros 20 se comenzará su construcción y 20 en proceso de licitación. Otra propuesta importante en el área es un nuevo plan dental para jefas de hogar, adultos y jóvenes.

Para resolver la crisis del sistema de pensiones, la candidata tendrá que cumplir su promesa de crear una AFP estatal, que en la práctica terminará validando el sistema en vez de modificarlo por un sistema de reparto solidario.

También Bachelet anunció la creación del defensor del pueblo (Ombudsman), cargo en varios países cuyo rol es hacer frente a los abusos del Estado hacia las personas.

En materia laboral se comprometió con una reforma con la Central Unitaria de Trabajadores, que le dio su respaldo. Si bien, como en muchas de sus otras propuestas no especificó el cómo, la idea apuesta a mejorar la negociación colectiva. Otra medida es limitar el uso del multirut.

Las medidas resultan ser las más ambiciosas entre los programas de gobierno de la coalición ganadora. El horizonte tiene mucho que ver con lo que dejaron de hacer en sus gobiernos anteriores, donde a la par que aumentaba el PIB del país lo hacía también la desigualdad social, hoy considerado el gran legado de la Concertación.

En comentarios al diario español El País, el economista de la Fundación Sol Marcos Kremerman, resume con datos este legado: “El 5% más rico de la población gana 257 veces más que el 5% más pobre. Un estudio de comienzos de 2013 hecho por la Universidad de Chile demuestra que el 1% de los más ricos concentra el 31% de los ingresos. En Estados Unidos el 1% se queda con el 21%, en Alemania es el 12%. Y el lugar donde más se percibe la desigualdad es en el trabajo: el 50% de los trabajadores gana menos de 251.000 pesos chilenos (345 euros). La brecha entre un gerente general y el trabajador que menos gana supera las cien veces. Esto tiene que ver con las instituciones que existen en Chile, que fueron creadas durante la dictadura”.

La Concertación, devenida Nueva Mayoría, se enfrenta al fin de su ciclo histórico. De la gestión de Bachelet depende si es que pasarán a la historia como los administradores del Chile fundado por Pinochet o cumplirán su promesa, hecha en la primavera de 1988, de terminar con la herencia dictatorial. En las manos de la hija de un general asesinado por la dictadura, una mujer torturada y exiliada, está el destino del conglomerado, las esperanzas de sus electores y la confianza futura en las instituciones democráticas.
 

por Mauricio Becerra, El Ciudadano

Mauricio Becerra