La confianza como base de un país productivo. Ordenamiento jurídico y estrategia productiva

La Argentina ha logrado durante los últimos cuatro años índices de crecimiento económico que nadie auguraba ni estimaba. Sin duda la coyuntura internacional favoreció al país, principalmente el aumento de la demanda de commodities, que implicó, además, una mejora de los precios relativos de una parte importante de los bienes que Argentina exporta. Sin embargo, no puede dejar de destacarse la actuación del gobierno para la solución de algunos puntos concretos resultantes de la crisis, como el manejo del default y de los juicios arbitrales que enfrenta el país en el CIADI.


El resultado de políticas acertadas en esos asuntos permitió que el país pudiera dejar atrás las cuestiones más acuciantes del descalabro iniciado en diciembre de 2001. Es evidente que ello permitió al gobierno tener una estrategia, aún de corto plazo, respecto de la economía y su inserción en el mercado internacional, en un contexto muy beneficioso para el país.

Pero el corto plazo tiene un final, y de la misma manera que la convertibilidad permitió estabilizar rápidamente los altos niveles de inflación, la política económica de la actual administración puede generar efectos negativos, de los cuales cada vez será más difícil volver si no se adoptan ciertas medidas a tiempo.
El crecimiento sostenido de la Argentina no puede mantenerse sólo con una devaluación competitiva del tipo de cambio, o gracias a una coyuntura de precios que difícilmente perdure más allá de algún límite temporal razonable.

Por tal motivo, es necesario que el país piense y acuerde un proyecto de productivo a largo plazo, que permita mantener niveles de crecimiento razonable, con una necesaria redistribución de recursos que asegura igualdad de oportunidades para todos los argentinos.

En ese sentido, la iniciativa del Ministerio de Economía y Producción, junto con la Red de Organizaciones para el Desarrollo con Inclusión, de debatir en un seminario, realizado el día 10 de mayo pasado, la “Consolidación del crecimiento y planificación estratégica de la Argentina que viene” merece destacarse, toda vez que es un indicio que existe una preocupación real en la actual administración respecto del mediano y largo plazo.

Dicho evento contó con la participación de Felisa Miceli (Ministra de Economía y Producción), Daniel Filmus (Ministro de Educación), Eduardo Sigal (Subsecretario de Integración americana y Mercosur), y Hugo Guerrieri (Director del BICE), entro otros funcionarios, y representantes de varias organizaciones no gubernamentales.

Considero muy importante no sólo la realización del seminario, sino el clima que rodeo todas las exposiciones, porque estimo que los diversos actores políticos deben tomar conciencia que un plan a largo plazo requiere la creación de estos foros de discusión, como condición previa al logro de consensos sobre una estrategia para la Argentina. En un país democrático, es natural la alternancia del gobierno, por ello, es de esperar distintos enfoques respecto de las medidas económicas que se adoptarán en cada período.

Como el largo plazo excede las distintas administraciones, alcanzar consensos básicos respecto de una visión de país productivo es imprescindible para que el paso de los distintos gobiernos no implique un continúo deambular pendular. Años de errores en materia económica, principalmente asociados con experiencias de endeudamiento y desmantelamiento de la estructura productiva, nos demuestran que la Argentina necesita consensos claros sobre cuestiones básicas en materia económica sobre los cuales poder crecer y construir.

Un escenario sustentado en un acuerdo nacional amplio entre los principales sectores políticos y económicos es capaz de generar más confianza y credibilidad en los inversores y agentes económicos que cualquier otro tratado internacional o cesión de soberanía.

En el mencionado seminario, entre otros, Mercedes Marcó del Pont (Diputada Nacional y miembro de FIDE) remarcó la importancia de que el ordenamiento jurídico acompañe la estrategia de crecimiento, con las necesarias reformas. Concuerdo con ello. Es fundamental que así sea, porque la previsibilidad sólo podrá lograse con leyes que tengan una larga vigencia y cuya modificación sea impensable.

La confianza es quizás el bien más preciado de una economía, y también es lamentablemente en el caso argentino uno de los más escasos. Sin dudas, una legislación clara y simple que perdure en el tiempo, porque entraña un acuerdo de país a largo plazo, es la mejor manera de comenzar a construir ese país en el que confiarán los argentinos.

* Investigador Asistente del Centro de Estudios Interdisciplinarios de Derecho Industrial y Económico (UBA). Mail: nperrone@derecho.uba.ar.

Nicolás Marcelo Perrone