Integración después de la crisis. El proteccionismo “incremental”

Afrontar el cambio radical que se está operando en la manera de entender el comercio mundial parece una tarea titánica para encararla de manera individual. Una vez superada la crisis internacional, los países de América Latina deberán plantearse una verdadera integración de sus políticas macro y de sus cadenas productivas para generar una economía de escala que les permita competir, destacó Osvaldo Rosales en una conferencia en la FSTB.


Los desafíos de la cooperación regional en América Latina y de la internacionalización de sus empresas fue el eje del encuentro en el Auditorio de la Fundación Standard Bank de Buenos Aires. El director de la división de comercio internacional e integración de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina), Osvaldo Rosales, dio algunas precisiones sobre el paper que presentó en agosto último, "Panorama de la inserción internacional de América latina y el Caribe. Crisis y espacios de cooperación regional". Presentado por Félix Peña, Rosales contó con los comentarios del consultor Dante Sica (Abeceb.com); el vicepresidente de la Cámara de Exportadores, Elvio Baldinelli; y el economista Ricardo Rozemberg.

Ya es consenso que América Latina fue una de las regiones que mejor resistió el impacto de la crisis internacional, con tasas de retracción del PBI bastante más modestas que las que se vieron en las economías centrales. Esta mayor capacidad de resistencia tuvo que ver con las fortalezas macroeconómicas adquiridas entre 2003 y 2008, sostuvo Rosales, sin olvidar el aporte que significó la espectacular demanda china, cuya irrupción modificó el mapa del comercio exterior de unos años a esta parte. "En el año 2000 China era el sexto destino para los productos argentinos y hoy es el segundo -ejemplificó- Para los productos brasileños, China pasó de ocupar el puesto 12 a ser el primero".

Sin embargo, haber salido mejor parados de la crisis no asegura la inserción en el nuevo esquema del comercio mundial a las economías latinoamericanas. El desafío sigue siendo la integración industrial para ganar economías de escala y acoplarse a las nuevas tecnonologías, y las falencias siguen estando presentes, sobre todo en la insuficiencia de información en la región y en la falta de estrategias de largo plazo. "La realidad es que nos vamos achicando, y eso se expresa en nuestra participación en el comercio mundial -señaló Rosales- En los años '50 nuestra participación en el comercio mundial era de más de 12% y hoy está entre 5 y 6%". Lo más grave, sin duda, tiene que ver con que ese achicamiento se siente sobre todo en el área de los servicios más dinámicos y modernos, donde la participación del bloque es apenas de un 0,8%. "Es decir que en el segmento que anticipa la nueva economía prácticamente no existimos: somos más pasado que futuro", lamentó el experto.

Del mismo modo, América Latina sigue teniendo una cuenta pendiente que se trasluce en su índice de facilitación de comercio, que hace que el costo de establecer un negocio en estas tierras supere siete veces al de los países de la OCDE. Rosales recuerda que el tiempo promedio para iniciar un negocio en Latinoamérica puede ser elevadísimo, de un mes y medio, versus un día en Nueva Zelanda. Esta situación desde luego limita la competencia y se ensaña particularmente con las pequeñas y medianas empresas, que no tienen -como las grandes compañías- la capacidad de pasar por encima de esas restricciones. Por ende, el costo de exportar termina siendo muy elevado, 3 ó 4 veces lo que puede ser en Asia, precisó el economista.

El primer paso que debería dar América Latina para encarar la integración e internacionalización de empresas es determinar en qué punto está la crisis. Los expertos coinciden en que hay signos de reactivación en todo el mundo gracias al "acentuado keynesianismo" desplegado por el G-20, que consiguió evitar la depresión, "aunque no la recesión", subrayó Rosales. Esos signos alentadores se están percibiendo en varios puntos de Europa, como es el caso de Francia y Alemania, en países asiáticos, y en la región latinoamericana ya comenzó a verse en Brasil. "Probablemente el último trimestre mostrará varias economías con signo positivo", adelantó Rosales.


El peligro del “proteccionismo incremental”

Pero lo cierto es que al final de la crisis los problemas estructurales de cada país seguirán estando presentes, y a ellos se sumarán los riesgos propios de la salida de la crisis. El primero de esos riesgos es que se perpetúen las medidas proteccionistas que fueron instaladas para proteger a las economías locales durante la peor parte de la debacle, y todavía más, que éstas vayan en aumento. Rosales advirtió que en materia de comercio existe el temor de que el G-20 ceda de ahora en más a presiones proteccionistas o a lo que el experto llama un "proteccionismo incremental", ya que todo indica que el desempleo seguirá elevado al menos en 2010 y 2011, lo que podría servir de excusa para abrir la puerta a nuevas barreras comerciales, al tiempo que se justificaría el mantenimiento de aquellas vigentes. Rosales indicó que la actividad más proclive para seguir exigiendo el marco protector de los gobiernos es el sector automotriz, que se ha visto beneficiado por abultados programas de incentivos. En este punto, la pregunta obligada es cuánto de la actual recuperación económica se explica en la reactivación genuina de la demanda, y cuánto se debe a los planes de estímulos implementados por las autoridades. Rosales cree que hay más indicios a favor de la segunda explicación, lo que haría pensar en que el mundo seguirá escuchando quejas por el proteccionismo durante bastante más tiempo. Con esa apreciación coincidió el consultor Dante Sica, quien señaló también como un peligro muy probable que las medidas de proteccionismo a las que se recurrió terminen siendo permanentes.

Otro riesgo que observa Osvaldo Rosales inmediatamente a la salida de la crisis tiene que ver con la posibilidad de que el sistema bancario no haya hecho el aprendizaje que necesitaba para no repetir más los pasos que lo condujeron a la debacle. "Hoy vemos que se ha blindado a los grandes bancos con lo cual estos continuaron operando y parecería que no les pasó nada; es decir, se eliminó el riesgo sin haber hecho las reformas necesarias para que no vuelvan a darse las condiciones que llevaron a esta crisis", sintetizó.

Un tercer riesgo tiene que ver con un menor volumen de créditos y, por consiguiente, menor comercio, que resultarían de la mayor acumulación de reservas en la que incurrirán los bancos si se encara una reforma de las regulaciones financieras y también del sistema monetario. Estas reformas son necesarias porque sin ellas "la recuperación será transitoria y vulnerable", explicó Rosales, pero es inevitable que controles más rigurosos lleven a un recorte de los recursos disponibles para el financiamiento.

A partir de lo expuesto y aunque todavía no está del todo claro en qué punto de la pendiente de crisis se encuentra el mundo, hay algunas tendencias para el corto plazo que ya se pueden vislumbrar, comentadas por Osvaldo Rosales:

• El comercio mundial que viene será un comercio más restringido y, por lo mismo, más competitivo. Más allá de la fuerte caída del flujo sufrido entre julio de 2008 y mayo de este año, del orden del 37%, las proyecciones de la OMC para 2010 indican que el comercio global sólo crecerá 1%. El año 2009 cerraría con una disminución del 10%.
• La competitividad extrema se verá potenciada por la sobrecapacidad que acumulan varios sectores productivos y por el avance de la demanda de China.
• También incidirá la política fiscal más ajustada de Estados Unidos, hasta ahora el motor de la demanda mundial.
• Se verá una tendencia marcada a las fusiones y adquisiciones en todo el mundo.
• Durante la crisis, sectores como automotriz, siderúrgica, química y petroquímica sufrieron graves pérdidas. El informe de la CEPAL aclara que la profundidad y permanencia del impacto dependerá del grado y del patrón de internacionalización de cada país.
• Un desafío fundamental será avanzar en innovación tecnológica. El Índice de Preparación Tecnológica elaborado en base a datos del Foro Mundial Económico de 2007 mostraba a los países de la región en los niveles más bajos, con 50 y casi 60 puntos para Brasil y Argentina y con extremos si se amplia la mirada a toda la región, como es el caso de Perú (75).
• Otro debate clave será incorporar a las agendas nacionales el problema del cambio climático global. Junto con la innovación tecnológica, será eje del debate sobre la competitividad.

Osvaldo Rosales subrayó que estos últimos dos puntos deberán ser incorporados a las agendas nacionales sin pérdida de tiempo o de lo contrario, "se tendrá que hacer forzosamente más tarde y con mayores costos". Hoy todo indica que más temprano que tarde los grandes centros económicos empezarán a pedir determinados estándares a los proveedores, y sin duda castigarán a quienes no se ajusten a ellos a través de la eliminación de subsidios y pérdida de preferencias arancelarias. De hecho, en el Parlamento estadounidense ya aguarda su debate un proyecto que fija sanciones a partir de 2020 para aquellos que no hayan realizado esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. En diciembre próximo las economías emergentes tendrán una oportunidad única para intervenir en el diseño de los nuevos parámetros, cuando se lleve a cabo el decimoquinto período de sesiones de la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CNUCC), en Copenhague. Allí se espera avanzar en un nuevo marco multilateral para la reducción de los gases pero, en caso de que no haya acuerdo, advierte la CEPAL que "aumentarán las probabilidades de que los países industrializados introduzcan medidas unilaterales que afecten negativamente el acceso de las exportaciones de la región a sus mercados, por lo que es fundamental que los países de la región participen de manera activa y coordinada en las negociaciones en curso sobre la CNUCC".

Colocar el debate por la competitividad en el centro de las agendas de discusión nacionales requiere que los países de la región empiecen a pensar en estímulos para la productividad, en programas de crédito a mediano y largo plazo para sus actividades productivas, y en el abordaje del comercio en forma corporativa para generar economías de escala, promoviendo una mayor presencia de sus empresas en los mercados dinámicos internacionales con productos intensivos en tecnología y en valor agregado, y reforzando la incidencia de las compañías en las cadenas de valor mundiales. Rosales indicó que esto supone establecer alianzas internacionales y una política de internacionalización de empresas orientada a mejorar el lugar del país en la jerarquía mundial en las cadenas de valor, lo que sería más exitoso "si lo hacemos sobre la base del esfuerzo de cooperación, competitividad e innovación", resumió. Para ello, enfatizó la importancia de avanzar en alianzas público-privadas con miras a alcanzar un consenso exportador.

Como queda expuesto, esta tarea es titánica y muy difícil de llevar adelante en Latinoamérica si sus países no la enfrentan como un bloque. En este sentido, Dante Sica recalcó que el Mercosur necesita una nueva agenda "porque hasta ahora ésta ha sido muy comercial y teñida de industrialismo, viciada por las discusiones arancelarias por los productos más sensibles", por lo que pidió incorporar temas como el financiamiento, el cambio climático, las energías limpias, y la innovación tecnológica, entre varios más, en tanto señaló como una debilidad la falta de acciones coordinadas en situaciones especiales, como fue la última crisis. "Es notable que en medio de la recesión más importante desde la Depresión de 1930, el Mercosur haya sido el único que no tuvo una reunión para delinear una estrategia común", lamentó. Sica recomendó comenzar a analizar no solamente los cambios en el patrón de comercio que se están operando en China e India, sino también en Brasil "porque Brasil está cambiando y lo estamos tratando como a un igual", alertó el experto. En el caso específico de Argentina, instó al país a encarar una agenda de facilitación del comercio y buscar el fortalecimiento de las instituciones tanto públicas como privadas. "Actualmente, las cámaras empresariales muchas veces son 'de papel' porque no tienen capacidad financiera para llevar adelante los proyectos empresarios", sostuvo.

En sintonía, Elvio Baldinelli instó a América Latina a "unirse y tener un gran mercado", en tanto Félix Peña insistió también en que alinearse al grupo BRIC (Brasil, Rusia, India y China) sería el camino más inteligente que Argentina podría elegir si se tiene en cuenta que estos cuatro países aumentaron su participación conjunta en el PBI mundial de 37% en el año 2000 a 45% en 2008. "Estar al lado de Brasil hoy día es una mina de oro, y debemos estar allí", subrayó Peña.

Pero uno de los aspectos decisivos en el éxito de la integración regional es la moneda común en el comercio intrarregional. Al respecto, el economista Ricardo Rozemberg hizo notar que hoy una de las principales limitaciones para lograr esta meta es que en la actualidad el propio sistema financiero financiero en Argentina y Brasil presta a los exportadores en dólares.

Silvia Martínez