Desafío 2016. Argentina deberá alcanzar 30% de exportaciones de nuevas actividades de alto valor agregado

Beatriz Nofal, Presidente de la Agencia Nacional de Desarrollo de Inversiones, ProsperAr, de Argentina, destacó el desempeño de la economía argentina durante el último quinquenio, que promedió el 8,8% anual, con superávit fiscal y comercial, acumulación de reservas, desendeudamiento externo, reducción de los niveles de pobreza y crecimiento de la inversión. Lo hizo en el marco de un seminario organizado por INTAL/ CIPPEC.


La funcionaria remarcó también el fuerte crecimiento de las exportaciones de manufacturas de origen industrial (MOI) que desde 2003 han crecido a una tasa del 22% anual. Por otro lado, señaló que la recuperación de la inversión bruta fija ha sido significativa ya que en 2007 alcanzó 22,7% del PIB. Planteó como desafío para 2016 que Argentina alcance 30% de exportaciones de nuevas actividades de alto valor agregado: agronegocios de alto valor agregado, biotecnología, manufacturas diferenciadas, software y servicios informáticos, turismo, educación y salud.

Aunque todos los países en desarrollo desean participar del comercio mundial con bienes y servicios de alto valor agregado, son pocos los que han tenido éxito en ese camino. El caso de América Latina, especialmente de América del Sur, es conocido por sus ventajas comparativas en materias primas y commodities de exportación. Una amplia literatura dedicada al tema ha discutido los desafíos que plantean la especialización en recursos naturales y las estrategias que pueden conducir a una mayor diversificación de la estructura productiva y exportadora. En este contexto, los procesos que conducen a la creación y desarrollo de nuevos sectores de exportación es un tema que reviste particular interés para la región.

En el marco señalado, el Instituto INTAL y el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), organizaron el seminario El desarrollo de nuevas exportaciones en el sector pyme, en el mes de setiembre, en el auditorio Raúl Prebisch del BID-INTAL el 16 de septiembre de 2008.

Se presentaron dos documentos que fueron el resultado de una convocatoria de proyectos del Departamento de Investigación (RES) del BID, “The Emergence of new Succesful Export Activities in Latin America” durante 2007. Ambos trabajos realizaron estudios de casos de sectores exportadores innovadores de Argentina a partir de una serie de encuestas y análisis cualitativo. El tercer documento, realizado por el CIPPEC y auspiciado por la Fundación Carolina de España, examina 10 casos exitosos de desarrollo de nuevos sectores de exportación en Argentina, Chile, Brasil, México y Uruguay.

El llamado que oportunamente realizara el Departamento de Investigación (RES) del BID tenía como objetivo que los estudios que se realizaran contribuyeran a la comprensión de los factores que afectan el hallazgo de nuevas actividades orientadas a la exportación y su difusión en la economía, asumiendo que ésta es una cuestión clave para las economías latinoamericanas. Por un lado, algunas experiencias exportadoras se han basado en manufacturas intensivas en mano de obra no calificada y la presencia de inversión extranjera directa, como el caso de los países de Centroamérica y México a través del mecanismo de la maquila. En otros, tal el caso de algunos países sudamericanos, la liberalización del comercio habría llevado a una nueva especialización en sectores intensivos en recursos naturales. Chile sería un ejemplo al respecto. En este sentido, los estudios debían focalizarse en 3-5 casos de sectores exportadores exitosos por país de las últimas dos décadas, contemplando tres aspectos centrales: la primera firma que lideró el proceso exportador; el proceso de difusión hacia otras firmas exportadoras y el papel que le correspondió al sector público en este proceso.

Los trabajos que se presentaron en el seminario en el marco de este proyecto fueron “Challenges of Exporting Differentiated Products to Developed Countries: The Case of SME-Dominated Sectors in a Semi-Industrialized Country”, cuyos autores son A.Artopoulos, D. Friel y J.C. Hallak, de la Universidad de San Andrés, Argentina y “The Emergence of New Successful Export Activities in Argentina: Self-Discovery, Knowledge Niches or Barriers to Riches?”, de G. Sánchez, R. Rozemberg, I. Butler y H. Rufo de Fundación Mediterránea y CEMFI-Banco de España.

Ambos documentos comparten un marco conceptual común. El trabajo de Hausmann-Rodrik (2002)[1], referencia de ambos trabajos, se focaliza en el aprendizaje de lo que hay que producir. Según H-R, la literatura no ha prestado suficiente atención a esta cuestión. El punto de partida es que la adaptación tecnológica, por parte de los países en desarrollo, no es una cuestión trivial, como suele presentarla la teoría neoclásica y, en muchos casos, esta adaptación se enfrenta a altos niveles de incertidumbre. En la medida en que el aprendizaje de lo que es bueno producir requiere inversión y la plena apropiación de los resultados es incierta, el problema del empresario de los países en desarrollo es similar al del empresario “innovador” de los países industrializados y, en definitiva, al modelo del empresario innovador schumpeteriano.[2] Para H-R, la innovación tecnológica en el mundo en desarrollo presenta características particulares: se trata de adaptaciones, y cambios en procesos productivos donde el pionero enfrenta riesgos e incertidumbre significativos. En las economías avanzadas el proceso está protegido por un sistema de patentes que resguarda los derechos de propiedad y alienta su desarrollo. De esta manera, las políticas públicas necesitan asumir un papel dual en la promoción del crecimiento económico: fomentar emprendimientos e inversiones en nuevas actividades ex-ante dando protección inicial para reducir la incertidumbre, pero luego, una vez consolidado el proceso, los mecanismos de apoyo deben reducirse gradualmente y, en definitiva, extinguirse y evitar la captura por los grupos de interés. Los autores reconocen que esto último es mucho más fácil decirlo que hacerlo. Los condicionantes políticos suelen ser bastante rígidos la mayoría de las veces.

J.C. Hallak presentó el trabajo sobre desafíos para exportadores innovadores PyMEs de productos diferenciados. El proceso “descubrimiento- pionero – difusión” fue el eje de la presentación. Este proceso está sujeto a un alto grado de incertidumbre. Hecho el descubrimiento -definido de manera muy amplia-, el “pionero” es el que primero lo implementa. En este aprendizaje es fundamental el conocimiento del mercado externo al que se apunta e implica, en casi todos los casos, diferenciar el producto adaptándolo a la idiosincrasia de los consumidores de los países desarrollados; pero también se requiere adaptar el modelo de negocio en el país de destino. No sólo es necesario hacer una mejora y diferenciación del producto, sino también en las prácticas de mercado que requieren información y conocimiento de las especificidades del mercado externo. Quizá estas últimas presenten un mayor grado de incertidumbre.
Los estudios de casos analizados por este trabajo fueron industria vitivinícola, muebles de madera, producción de programas de televisión y embarcaciones livianas. En los cuatro casos, la ventaja de los “exportadores pioneros” se basó en una sustancial comprensión de la cultura e idiosincracia y la forma de conducir los negocios en países extranjeros.

Pero en los cuatro casos también se destaca la capacidad de diseño –entendida en un sentido muy amplio del término- de los innovadores, lo cual refuerza el argumento de la importancia de la diferenciación de producto.

El papel del exportador pionero en la difusión aparece como otro tema de debate. Si bien la experiencia exportadora es fácilmente observable por sus competidores locales, no lo es su replicación o imitación. Aunque, en otros casos, los propios pioneros fomentan la difusión como forma de imponer una “marca país” o aprovechar los costos decrecientes de las transacciones internacionales. Pero sigue vigente la discusión acerca de que una imperfecta apropiación de los resultados redundaría en una inversión subóptima de potenciales innovadores ya que los mismos sólo se apropiarían de una parte de la renta social.

G. Sánchez presentó el segundo de los documentos realizados en el marco de la convocatoria del BID. El trabajo analizó tres nuevas actividades de exportación: elaboración de chocolate, biotecnología aplicada a la salud humana y la producción de arándanos. La metodología de análisis de estos tres casos se basó en la utilización de información secundaria y en entrevistas con informantes claves de las firmas involucradas.

Los casos estudiados presentan características que los hacen particularmente atractivos: dos décadas atrás las exportaciones eran insignificantes; hubo un acelerado crecimiento de las exportaciones; en el caso de los chocolates hubo una reversión de las desventajas comparativas; chocolates y biotecnología no son actividades intensivas en el uso de recursos naturales y la difusión en el caso de arándanos fue muy alta y muy escasa en los otros dos sectores. Por otro lado, en el caso de la elaboración de chocolate, el pionero fue una empresa nacional que se ha integrado al negocio mundial dominado por grandes firmas multinacionales. El caso de arándanos es, si se quiere, la contracara de este paradigma ya que al pionero rápidamente le surgieron gran cantidad de imitadores, reduciendo su renta monopólica.

La biotecnología aplicada a la salud humana presenta el atractivo de ser una actividad en la cual Argentina se inició como importante exportador en las primeras etapas del ciclo de producto, delante de países de similar nivel de ingreso y aun de países de mayor desarrollo. Por otro lado, este sector surge como resultado de la explotación de la acumulación de capacidades de investigación en ciencias biológicas que estaban inexploradas, aunque presentaba un alto grado de incertidumbre en su aplicación humana.

Un resultado interesante que surge de estos tres casos analizados se refiere al papel central jugado por firmas locales en el descubrimiento de nuevas actividades de exportación, a diferencia de subsidiarias locales de firmas multinacionales que se involucraron luego, llegada la etapa de difusión.

El tercer documento, elaborado por el CIPPEC, fue presentado por Lucio Castro Director del Programa de Inserción Internacional de dicha organización. En el documento se examinaron 10 estudios de casos: vinos, frutas finas, tecnología nuclear y software y servicios informáticos de Argentina; electrónica y aguacate en México; vinos y salmón en Chile; aviones en Brasil y caviar y esturión en Uruguay. [3]
Como puede deducirse, un conjunto bastante heterogéneo de experiencias, en los cuales conviven industrias de larga historia (vinos, tecnología nuclear e industria aeronáutica) con experiencias más recientes (frutas finas, software, electrónica, salmón y caviar). Por esta razón, algunas experiencias no son fácilmente comparables. Un aspecto del “desarrollo de exportaciones” que hay que destacar, y la experiencia de EMBRAER –en mayor medida- e INVAP (tecnología nuclear) confirman, es la continuidad y estabilidad de las políticas. El tiempo y la historia importan: el proceso innovativo es evolutivo, endógeno a la firma y requiere un tiempo de aprendizaje. Y en este sentido, es necesario destacar una característica central que tiene el proceso innovativo: su alto grado de incertidumbre, lo cual lo torna una actividad altamente riesgosa. Es necesario contar con horizontes de planeamiento de largo plazo, pero nada asegura que los resultados sean exitosos.[4]

El sesgo adoptado por las exportaciones mexicanas de productos electrónicos aparece como una experiencia bastante disímil a las dos industrias anteriores. Las exportaciones están orientadas, casi con exclusividad, al mercado del TLCAN y la maquila es el modo de producción predominante. Es un caso típico de “fragmentación de la producción”. Actúa más como enclave que desarrollando encadenamientos productivos. Una exportación exitosa no sólo necesita del “pionero innovador”, sino que requiere contar con un encadenamiento productivo eficiente. La experiencia chilena del salmón, las mismas frutas finas argentinas, la industria vitivinícola, la experiencia de EMBRAER requieren el desarrollo de encadenamientos productivos y de “clusters”, fortaleciendo las cadenas de valor y generando un conjunto de externalidades significativas.

Los tres documentos presentados destacaron el papel de las políticas públicas. Las características de la información tecnológica como bien público cuyos resultados son inciertos y que de concretarse son de difícil apropiabilidad imponen la presencia del sector público en la actividad. Las propuestas son bastante amplias: la creación de un ambiente que facilite la interacción entre pioneros y potenciales emprendedores, el fortalecimiento de instituciones públicas de asistencia técnica y la intervención en tareas de investigación y desarrollo orientadas a los productos de exportación (el Instituto del Salmón en Chile, por ejemplo).

El seminario concluyó con una mesa redonda moderada por Ricardo Carciofi, Director del INTAL y participaron Emiliano Cisneros, de la Fundación Exportar; Alicia Frohmann, Directora de Pro Chile; Roberto Bennett, Gerente General de Uruguay XXI y Enrique Mantilla, Presidente de CERA.

Las experiencias de las agencias de exportación han resultado exitosas en cuanto promotoras de la diversificación de las ventas externas y la incorporación de nuevos exportadores. Los desafíos que han encarado apuntan a la ampliación de la base de exportadores, especialmente PyMEs, como así también a la diversificación de la oferta exportable ya que, en algunos países, está bastante concentrada en pocos productos, esencialmente intensivos en la utilización de recursos naturales. Un objetivo importante que se han fijado es la intensificación de las exportaciones de servicios. Uruguay, por ejemplo, ha logrado aumentar las ventas de servicios al exterior de manera considerable, aprovechando una dotación de mano de obra calificada relativamente abundante.

Los participantes destacaron el papel que le cabe a las instituciones públicas y privadas en el desarrollo y fortalecimiento de nuevos sectores exportadores. Por las características inherentes al fenómeno innovativo, especialmente en aquellos casos que están orientados a los mercados externos, las fallas de mercado impiden que puedan alcanzarse situaciones de optimización. De ahí que se requiera la presencia de un marco institucional consolidado; sin embargo, no es responsabilidad exclusiva de las instituciones públicas. Es necesario que las instituciones privadas jueguen, también, un papel preponderante. Si bien algunas experiencias exportadoras exitosas pueden ser atribuidas a la acción de pioneros, en el más puro sentido “schumpeteriano”, se destacó la importancia de la acción conjunta entre el sector público y privado. En este sentido, remarcaron la importancia de políticas públicas de largo plazo estables y previsibles para brindar un horizonte de planeamiento adecuado a los agentes económicos.



[1] R. Hausmann y D. Rodrik: Economic Development as Self-Discovery, Working Paper 8952, NBER, May 2002.
[2] El debate sobre la generación doméstica de tecnología en los países en vías de desarrollo no es de reciente data. Ya a mediados de los setenta la discusión acerca de la adaptación tecnológica en los países latinoamericanos era intensa. Al respecto, puede consultarse J.M. Katz (ed.): Technology Generation in Latin American Manufacturing Industries, Macmillan Press, London, 1987.
[3] M. Braun, G. Feldman, M. Jonowicz y A. Roitman: El desarrollo de nuevos sectores de exportación en América Latina: Lecciones de 10 casos exitosos, Fundación Carolina, enero 2008.
[4] En los casos de EMBRAER e INVAP habría que contemplar que ambas tienen su origen como empresas públicas.



Fuente: Carta Mensual No. 146 - Septiembre 2008, INTAL

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