¿Se ha abierto una etapa de eventual rediseño?

Los cuestionamientos a la OMC que se observan en la actualidad en los EEUU, estarían basados en la constatación que es un sistema de reglas proveniente de una realidad económica internacional que ha sido superada y que, por ende, muchas de ellas podrían considerarse como obsoletas. La Declaración final de la reciente Cumbre del G20 en Hamburgo reflejó decisiones dirigidas a abordar este cuestionamiento que se está efectuando al actual sistema del comercio internacional orientado por reglas.


La Cumbre del G20 en Hamburgo (7 y 8 de Julio 2017), se realizó con el telón de fondo de cuestionamientos que se han efectuado –por altos funcionarios relevantes en las políticas comerciales del gobierno del Presidente Trump, y en especial el Secretario de Comercio, Wilbur Ross-, al sistema multilateral del comercio internacional orientado por reglas, que fuera establecido en el GATT y que luego fuera incorporado a la OMC, señala Félix Peña (*) en su Newsletter mensual de Julio 2017.

Tales cuestionamientos estarían basados en la constatación de que se trata de un sistema multilateral proveniente de una realidad económica mundial que ha sido superada y que, por ende, muchos de sus mecanismos y reglas podrían considerarse como obsoletos. Pero que, por lo demás, son mecanismos y reglas que limitan la posibilidad que los EEUU tienen de defender sus intereses nacionales en el comercio internacional. La expresión “America First”, refleja en este y otros planos un criterio predominante hoy en Washington.

En particular, las referencias más críticas al sistema han estado dirigidas al principio de no discriminación -plasmado en las clausula incondicional de la nación más favorecida incluida en el artículo I del GATT-; a los mecanismos de defensa comercial –y la limitada eficacia que estarían poniendo en evidencia frente a lo que se consideran prácticas de dumping en sectores tales como el del acero-, y a las características y eficacia del sistema de solución de controversias de la OMC (ver al respecto este Newsletter de abril 2017, en http://www.felixpena.com.ar/index.php?contenido=negociaciones&neagno=informes/2017-04-como-funciona-omc-realidad).  

La Declaración final de la Cumbre del G20 en Hamburgo, no logró reflejar decisiones de los líderes, dirigidas a abordar los cuestionamientos de fondo que se están efectuando al actual sistema del comercio internacional orientado por reglas y a algunas de sus principales reglas. Al respecto, los líderes se limitaron a señalar que: “We will keep markets open noting the importance of reciprocal and mutually advantageous trade and investment frameworks and the principle of non-discrimination, and continue to fight protectionism including all unfair trade practices and recognize the role of legitimate trade defense instruments in this regard” (ver el texto completo de la Declaración –sólo en alemán y en ingles- en https://www.g20.org/Content/EN/_Anlagen/G20/G20-leaders-declaration.pdf?__blob=publicationFile&v=6). Si bien es un texto que procura equilibrar las distintas posiciones, no brinda ninguna indicación acerca de cómo abordar la cuestión de la preservación del sistema multilateral del comercio internacional orientado por reglas, que tiene más de siete décadas de existencia, ni menos aún, de cómo abordar la cuestión del rediseño de las reglas más cuestionadas.

Debe tenerse en cuenta, por lo demás, que el cuestionamiento a algunas de las reglas del sistema del GATT y luego de la OMC, proviene casi de sus momentos fundacionales y que, en su mayor parte, fueron efectuados por países en desarrollo, incluyendo por cierto los latinoamericanos. Por lo tanto, no es sólo el actual gobierno de los EEUU quien ha expresado insatisfacción con el sistema multilateral del comercio internacional.

El vínculo entre comercio y desarrollo, por ejemplo, estuvo en muchas oportunidades, en el centro mismo de las argumentaciones críticas de países latinoamericanos con respecto al GATT y luego a la OMC. La necesidad de tornar a tales reglas como más favorables al desarrollo industrial incipiente de muchos países en desarrollo y, también, de hacer más flexibles los requerimientos que permitieran excepciones al principio de no discriminación, a fin de facilitar los acuerdos preferenciales orientados a la promoción del desarrollo económico, fue algo muchas veces reclamada por países latinoamericanos.

Tras la experiencia frustrada de la Organización Internacional del Comercio –que se tradujo en la entrada en vigencia “provisoria” de su parte IV en el GATT-, la posterior creación de la UNCTAD reflejó la insatisfacción de los países en desarrollo con respecto al sistema multilateral del comercio internacional. Y, por cierto, también estuvo presente en el proceso que condujo al lanzamiento de la Rueda Doha.

No fue sólo un cuestionamiento a determinadas reglas del sistema. También lo fue al predominio de una visión elitista de sus mecanismos de negociación, reflejada en el denominado “Quad”, y en la falta de transparencia de algunos de sus procedimientos.

Es posible entonces que algunos de los antes mencionados cuestionamientos que afloraron en los meses previos a la reciente Cumbre de Hamburgo, estén presentes en la próxima Conferencia Ministerial de la OMC, en diciembre en Buenos Aires. No necesariamente en la agenda formal, que es la que está siendo objeto de negociaciones en el ámbito de los órganos de la OMC en Ginebra. Pero sí en lo que podría considerarse como una agenda informal o paralela. Y que en la percepción política podría ser visualizada como la verdadera agenda sustantiva.

Como señaláramos en otra oportunidad (ver el antes mencionado Newsletter del de abril pasado), los aportes que se puedan efectuar desde la región, con ideas e iniciativas que contribuyan al cada vez más requerido rediseño de las reglas de juego e instituciones del sistema multilateral del comercio internacional -que son ahora cuestionadas, precisamente por el país que tuvo un papel fundamental en sus momentos fundacionales-, sobre todo teniendo en cuenta la realización en Buenos Aires, en diciembre próximo, de la Conferencia Ministerial de la OMC y luego en el 2018, de la Cumbre del G20.

Las próximas reuniones regionales, especialmente en el marco de la iniciativa que en su momento lanzara la ALADI (ver este Newsletter del mes de marzo 2017, en http://www.felixpena.com.ar/index.php?contenido=negociaciones&neagno=informes/2017-03-iniciativa-oportuna-aladi) y de la vinculación entre la Alianza del Pacífico y el Mercosur, podrían brindar oportunidades para procurar la articulación de posiciones de los países latinoamericanos.

La pregunta a responder en la perspectiva mencionada, sería la siguiente: ¿cuáles son los rediseños al sistema multilateral del comercio internacional y a sus reglas, que puedan ser más relevantes en la perspectivas de los países de la región, especialmente teniendo en cuenta sus estrategias de inserción comercial en el plano global, los requerimientos de sus propios procesos de integración regional, y los de sus respectivos procesos de desarrollo económico y social? ¿En qué aspectos del rediseño podría articularse posiciones con otros países miembros de la OMC incluyendo, cierto a los EEUU?

Quizás sea la XI Conferencia Ministerial el momento oportuno para que los países miembros de la OMC logren un punto de equilibrio entre, por un lado, la necesidad política –en la perspectiva de la gobernanza comercial internacional y, por ende, de la necesidad de neutralizar tendencias a una nueva experiencia de desorden internacional, tal como el que condujo a las dos grandes guerras del siglo pasado- de reconocer la importancia de un sistema multilateral del comercio mundial basado en reglas cuyo cumplimiento no quede sólo librado a la voluntad de cada nación soberana y, por el otro,  la de rediseñar mecanismos institucionales y reglas de juego que los países miembros consideren necesario.

Se podría abrir así una nueva etapa de rediseño del sistema y de sus reglas, basada en el reconocimiento por parte de todos los miembros de la OMC, que instituciones y reglas son necesarias para garantizar condiciones que contemplen la realidad de las asimetrías económicas y de las diferencias de poder relativo entre las naciones.

En tal caso, la próxima Cumbre del G20 en Buenos Aires, en noviembre del año 2018, podría ser la oportunidad para apreciar los avances que se han logrado en el rediseño del sistema y, eventualmente si fuere necesario, para inyectar el impulso político adicional que se pueda requerir.

 

Texto completo: www.fpena.com.ar

(*) Director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC; Director de la Maestría en Relaciones Comerciales Internacionales - Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF); Miembro del Comité Ejecutivo del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI). Miembro del Brains Trust del Evian Group.

 

Félix Peña