Río + 20, la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible

En junio de 2012, a 20 años de la Cumbre de la Tierra y a 40 años de la Conferencia de Estocolmo sobre Ambiente Humano, las Naciones Unidas han convocado a una nueva Conferencia sobre Desarrollo Sostenible. ¿Será posible en los tres días de la Conferencia, y en momentos en que los temas ambientales vuelven a ser considerados como una traba al desarrollo, acordar un documento político que oriente el rumbo hacia un nuevo paradigma?


En junio de 2012, se cumplirán 20 años de la realización de la Cumbre de la Tierra y a la vez, 40 años de la Conferencia de Estocolmo sobre Ambiente Humano, lo cual da cuenta del tiempo transcurrido desde que la temática ambiental comenzó a ser abordada en el marco del Sistema de las Naciones Unidas. No es posible hablar de esta próxima Conferencia sin una referencia a las anteriores, al contexto en que fueron convocadas, sus objetivos y, por supuesto, a sus resultados.

1. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Ambiente Humano, Estocolmo, ´72

Fue realizada en junio de 1972 en Estocolmo, Suecia, con la participación de representantes de más de cien países. En su documento final, la Declaración de Estocolmo, se afirmaba que los problemas medioambientales locales tenían repercusión sobre todo el planeta, y solamente la estrecha cooperación entre los diversos sectores sociales de todos los países, y el emprendimiento de acciones serias y coordinadas podrían aportar una respuesta coherente, eficaz y duradera.

Para muchos juristas, los 26 Principios contenidos en esta Declaración constituyen el punto de partida del Derecho Ambiental, la base de una legislación blanda en la materia. En efecto, a partir de Estocolmo, las consideraciones ambientales comenzaron a ser incluidas tanto en las nuevas Constituciones, como en aquellas que se modificaron y/o actualizaron.

Es importante señalar el rol que jugó la Primer Ministro de India, Indira Ghandi, cuya frase “La pobreza es la peor forma de contaminación”, quedó instalada como síntesis y metáfora de la visión de los países en desarrollo frente a los problemas ambientales. Lamentablemente, una década después, en diciembre de 1984, una fábrica de pesticidas de Union Carbide, instalada en Bhopal, India, sufrió un escape de gases altamente tóxicos, que provocaron la muerte de miles de personas y más de medio millón de afectados.

2. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, Río ´92

En junio de 1992, en Río de Janeiro, y con la presencia de representantes de 172 gobiernos, se celebró la denominada Cumbre de la Tierra (The Earth Summit), que culminó con la aprobación de la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, un conjunto de Principios que definieron los derechos y obligaciones de las sociedades y los Estados en la materia; la Agenda 21, un programa de acción mundial; la Declaración de Principios relativos a los Bosques; la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático; el Convenio sobre la Diversidad Biológica, y se iniciaron las negociaciones para la Convención de Lucha contra la Desertificación y la Sequía. Esta Cumbre será la encargada de asentar y fortalecer el concepto de desarrollo sostenible, y de instalar el Principio de responsabilidades diferenciadas entre países desarrollados y en desarrollo frente a la problemática ambiental.

3. La Cumbre Mundial del Desarrollo Sostenible, Johannesburgo 2002

A diez años de la Cumbre de Río, y con el objetivo de realizar un examen de los progresos alcanzados o pendientes, la Asamblea General convocó a la Cumbre Mundial del Desarrollo Sostenible. El encuentro fue precedido de intensos trabajos previos. En América Latina y Caribe, los Ministros de Medio Ambiente, aprobaron la Iniciativa Latinoamericana y Caribeña para el Desarrollo Sostenible (ILAC), la cual respondía a la necesidad de reflejar las singularidades, visiones y metas de la región, teniendo en cuenta, ante todo el Principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas.

Celebrada entre agosto y septiembre de 2002, en Johannesburgo, esta Cumbre -también conocida como “Río+10”-, contó con la participación de 190 Jefes de Estado. Sus resultados quedaron plasmados en la Declaración de Johannesburgo sobre el Desarrollo Sostenible, en el que las autoridades signatarias asumen la responsabilidad colectiva de impulsar y fortalecer los fundamentos del desarrollo sostenible. El Plan de Aplicación contiene una serie de medidas para reducir la pobreza protegiendo el medio ambiente, con cinco estamentos prioritarios para la acción: agua y saneamiento, energía, productividad agrícola, biodiversidad y salud.

4. Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible “Río+20”, Río 2012

A fines de 2009, la Asamblea General decide organizar en 2012 una nueva Conferencia sobre desarrollo sostenible, definiendo como objetivo: “…obtener un compromiso político renovado en favor del desarrollo sostenible, evaluando los avances logrados hasta el momento y las lagunas que aún persisten en la aplicación de los resultados de las principales cumbres en materia de desarrollo sostenible y haciendo frente a las nuevas dificultades que están surgiendo.”

Asimismo se establecen dos temas centrales de agenda, (que serán examinados y perfeccionados en el proceso preparatorio): “la economía ecológica en el contexto del desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza” y “el marco institucional para el desarrollo sostenible”. Como resultado esperado, se identifica un “documento político específico”. (Resolución A/RES/64/236, del 24 de diciembre de 2009)

A la luz de anteriores convocatorias, las expectativas son modestas, y la vez controvertidas. Sin dudas, el contexto en el que se desarrollan las negociaciones multilaterales actuales, no resulta el más apropiado para esperar resultados de envergadura. En efecto, el tratamiento de las cuestiones relativas al medio ambiente y por ende, al desarrollo sostenible, parece haber entrado en un laberinto, del que cada día se hace más difícil visualizar una salida.

El entendimiento, avalado por la comunidad científica, de la imperiosidad de modificar los insustentables patrones de producción y consumo, está quedando relegado a alcanzar acuerdos en el campo de las regularmente empantanadas negociaciones multilaterales. En ellas, las diferencias de visión, objetivos e intereses de los países desarrollados y en desarrollo, agrupados estos últimos bajo el G-77 y China (si es que se puede sintetizar en este grupo la suma de una intrincada red de países con las posiciones y niveles de desarrollo más diversos), están postergando y aún desalentando avanzar en modelos de desarrollo sostenibles.

Dan cuenta de ello, las reiteradas decepciones o fracasos, tras cada uno de los encuentros de las Partes de la Convención de Cambio Climático y del Protocolo de Kyoto, o la reciente 19° Sesión (mayo de 2011) de la Comisión sobre el Desarrollo Sostenible (CDS), donde las diferencias se impusieron a las coincidencias.

Para complicar más aún el contexto, los temas de agenda planteados para la Conferencia son mirados con desconfianza, y hasta resistidos en el ámbito del G-77 y China. En efecto, los representantes de los gobiernos de América Latina y el Caribe ya señalaron en la reunión preparatoria del proceso a la Conferencia, que no existía consenso respecto de la definición de economía verde y destacaron sus preocupaciones por el uso del concepto como excusa para el proteccionismo, por los desafíos de la transformación estructural y las condiciones de acceso al mercado. Tampoco hay consenso en lo referido a gobernanza ambiental, ya que las propuestas orientadas a asegurar un rol más significativo a la temática ambiental en el sistema de las Naciones Unidas, incluyen desde el simple fortalecimiento del PNUMA, hasta la creación de una organización medioambiental.

Por ello, avanzar hacia la nueva Conferencia sobre Desarrollo Sostenible, en el marco del actual escenario, parece, desde cualquier perspectiva comprometida con la sostenibilidad, al menos preocupante, ya que con la reinstalación de la oposición entre economía y ecología, los temas ambientales han vuelto a ser considerados como una traba al desarrollo.

¿Será posible, en los tres días de la Conferencia, acordar un documento político que oriente el rumbo hacia un nuevo paradigma? Ya en 2007 el Informe sobre Desarrollo Humano 2007-2008 “La lucha contra el cambio climático: Solidaridad frente a un mundo dividido” del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) advertía “Nuestros supuestos sobre el progreso no podrían enfrentar un desafío mayor que el de armonizar las actividades económicas y el consumo, con las realidades ecológicas.”

El resultado neto del crecimiento económico, se continúa manifestando en el creciente deterioro ambiental. Es indudable que se impone una fuerte revisión de nuestra concepción del desarrollo.


Alicia Moreno: Profesora Nacional de Geografía con Maestría de la Universidad de Buenos Aires en Procesos de Integración Regional y MERCOSUR (Facultad de Ciencias Económicas). Integrante del Centro Tecnológico para la Sustentabilidad de la Universidad Tecnológica Nacional. Punto Focal alterno de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable para el Consejo de Expertos de Gobierno de América Latina y el Caribe sobre Producción y Consumo Sostenible del PNUMA. Integrante (2003-2008) del SGT 6 Medio Ambiente del MERCOSUR.

Alicia Moreno