Género, la agenda pendiente

25/3.- El Día internacional de la Mujer llegó con avances, pero hay muchos problemas abiertos. La discriminación de género no es un tema más. Afecta al 50% del género humano.


La Conferencia Mundial ONU 2017 sobre género estuvo dedicada al tema laboral. Es positivo que las cifras hayan mejorado pero trabaja el 76% de los hombres, frente al 49.6% de las mujeres.

Las condiciones salariales son muy diferentes. Las mujeres ganan 23% menos que los hombres a igual posición de trabajo. El índice global del Foro de Davos dice que a este ritmo tardarán 170 años en igualar a los hombres. También es muy lento su progreso en cuanto a llegar al board de dirección.

A pesar de sus avances en años de escolaridad, y en adquirir títulos universitarios, se las excluye de los altos puestos directivos.

Son menos del 10% de los integrantes de Consejos Directivos empresariales en América Latina, y menos del 15% en Europa con la excepción de los países nórdicos.

El trabajo de la mujer en el hogar, sigue sin reconocimiento alguno. Implica entre otros aspectos, cuidar de la educación de los niños, atender a los ancianos, ocuparse de la gestión diaria del hogar, hacer las tareas domésticas. En América Latina, las mujeres realizan más del 90% de dichas tareas. Sin embargo todo ese mundo de trabajo, que para la mitad de las mujeres representa una doble jornada, porque tienen asimismo empleos, es desvalorizado. No se pagan salarios. No figura en las cuentas nacionales. No se contabiliza. No tiene mayor reconocimiento social. Como lo resaltara un prominente especialista en grandes urbes, Manuel Castells, suele ser llamado “las mujeres que no hacen nada”. Anota agudamente Castells, “si las mujeres que no hacen nada, dejaran de hacer esa nada, todas las ciudades que conocemos se paralizarían inmediatamente”.

Junto a los problemas en el mercado de trabajo, sigue en plena vigencia el tema de la violencia. En América Latina se estima que hay 12 asesinatos diarios, y más de un tercio de las mujeres han sido objeto de violencia.

En algunos países, como México y Guatemala, cifras de impunidad del 99% han acompañado a los feminicidios. La situación de México es ejemplificativa de la dificultad de lograr reducir realmente la violencia. De acuerdo a las cifras del Instituto de Estadística 21.045 mujeres fueron asesinadas del 2006 al 2015.

El año peor fue el 2012, donde hubo 2.764 homicidios. En el quinquenio 2010 al 2015 hubo 12.896 asesinatos. Un aumento de un 85% entre el 2000 donde hubo 1.028 homicidios, al 2015, donde alcanzaron los 2.383.

Uno de los detonantes del feminicidio tanto en México como otros países de la región, es la decisión de la mujer de separarse de la pareja donde es maltratada para buscar otra. Cuando se les preguntaba sobre porqué se separaron, el 49% indicó que su cónyuge tenía otra pareja, el 44.4% que era grosero o agresivo, el 37% que tenía problemas con alcohol o drogas, el 35.8% que vivía bajo la violencia. La violencia doméstica tenía la siguiente composición: El 51% decía que le gritó, la insultó o amenazó, el 30% que la agredió, y el 21% que agredió a otros integrantes del hogar.

A las cuestiones anteriores hay que agregar que se nota cierto estancamiento en la incidencia de la mujer en el plano político.

Como lo ha resaltado Antonio Guterres, secretario general de la ONU, la igualdad laboral de la mujer es indispensable “para el desarrollo sostenible”. La superación del machismo que alienta tras las discriminaciones y la violencia, es esencial para tener una sociedad sana.

 

Asesor Honorario de Unicef

Consultor internacional

kliksberg@aol.com

http://www.fundacion-planeta.org/single-post/2017/03/25/G%C3%A9nero-la-agenda-pendiente

 

 

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