Emir Sader: El momento del voto decisivo es ahora.

El fracaso de los gobiernos de la restauración neoliberal, más los desastres causados, llevan a las elecciones de octubre a definir un nuevo ciclo en la historia de Brasil


11/09/2022.- Uno de los mensajes a favor del voto útil lo expresa muy bien: Si votas por Lula, gana en primera vuelta. Si vota por otro candidato, Bolsonaro pasa a la segunda vuelta.

La claridad política radica en entender que la línea divisoria hoy, en la recta final de la campaña, no está entre quienes estuvieron a favor y en contra del golpe de Estado contra Dilma. No hay diferencia entre antipetismo y PT.

La polarización fundamental ahora se da entre bolsonarismo y antibolsonarismo, el objetivo fundamental es sacar a Bolsonaro del gobierno, evitar que siga usando al gobierno para atentar contra la democracia, a todos aquellos que no estén de acuerdo con su discurso de odio y con su política económica. política de favorecer el capital especulativo.

Lula representa no sólo al PT, a la izquierda, a la democracia. Representa el antibolsonarismo, incorpora a todos los que se oponen a Bolsonaro, el bolsonarismo, incorpora a todos los que se identifican con ese objetivo.

Este es el momento de ganar los votos que pueden llevar a Lula a ganar la primera vuelta y evitar definitivamente cualquier aventura golpista.

La derecha se da cuenta de que no puede ganar con un candidato como Bolsonaro, nefasto en sus discursos y en sus actitudes. Intenta evitar que Lula gane en la primera vuelta, que Lula gane muy fuerte.

Cuenta con la adhesión directa de los medios, que retoman las acusaciones contra Lula, el PT, la izquierda, tratando de explorar el antipetismo como contrapunto al antibolsonarismo. La derecha no tiene nada que proponer al país, retoma el discurso del supuesto riesgo que significaría el regreso del PT al gobierno y un nuevo mandato para Lula.

Brasil ha tenido elecciones que definieron el futuro del país durante mucho tiempo. Cuando Fernando Collor de Mello, ayudado por TV Globo en su edición falsificada del debate que tuvo con Lula, en 1989. Aquellas, las primeras elecciones directas después de la dictadura -las anteriores habían sido en 1960, casi 30 años antes- definió que el país tuvo un ciclo neoliberal, que fue de 1990 a 2002.

Las elecciones presidenciales de 2002 llevaron por primera vez al PT a la Presidencia de la República, con la victoria de Lula. Se abrió el ciclo más virtuoso de la historia brasileña hasta ahora, con el fortalecimiento de la democracia, el desarrollo económico, la distribución del ingreso, a través de la creación de más de 20 millones de empleos formales y un aumento del salario mínimo 70% por encima de la inflación.

Al punto que los gobiernos del PT fueron elegidos y reelegidos democráticamente en cuatro elecciones sucesivas. Tenían que ser víctimas de un golpe de Estado -un juicio político sin base legal alguna contra Dilma y la detención y condena de Lula, igualmente sin fundamento- para terminar.

El fracaso de los gobiernos de restauración neoliberal, Temer y Bolsonaro, más los desastres provocados especialmente por este gobierno, llevan a las elecciones de octubre a definir un nuevo ciclo en la historia brasileña.

Estas son las elecciones más importantes porque o bien prolongan el ciclo catastrófico actual -que no muestra ninguna encuesta- o reabren un ciclo virtuoso en la historia del país. Hay dos contrapuntos antagónicos más: un gobierno profundamente neoliberal, autoritario, represivo que alimenta la violencia, el armamento generalizado, el descrédito internacional de Brasil, entre otros desastres.

Hay dos mundos, dos Brasiles, que están en oposición. De ahí la importancia de las elecciones de este año. Derrotar al bolsonarismo -y hacerlo en primera vuelta- tiene un significado profundo. Significa rechazar el modelo neoliberal y el tipo de uso del Estado para promover las desigualdades, la violencia, la protección de las milicias y la familia corrupta que se ha apoderado del Estado.

Significa reafirmar el valor de la democracia, para que nunca más la dejemos destruir. Significa hacer del Estado un instrumento para el crecimiento económico y la inclusión social, garantizando condiciones mínimamente dignas para toda la población. Significa recuperar la imagen degradada de Brasil en el mundo.

Por eso no podemos perder ningún voto, impedir lo que quiere la derecha, llevar la disputa a segunda vuelta. Esta es la hora decisiva del voto decisivo. Elegir a Lula en primera vuelta y brindarle el mejor Congreso posible, rescatar el país e iniciar un nuevo ciclo virtuoso en la historia brasileña. (Publicado originalmente en Brasil 247)

Emir Sader