Brasil, un nuevo país, un nuevo mercado

En su primer año de gestión, Dilma Rousseff echó por sospecha de corrupción a 6 ministros. Su foco es la gestión del poder público y para ello creó una comisión mixta, dirigida por uno de los más respetados empresarios brasileños – Jorge Gerdau – para mejorar la eficiencia del sector público de la misma forma en que las empresas trabajan para ser más competitivas.


Hasta 1990, la economía brasileña se apoyaba en tres pilares:

1. La empresa estatal monopólica (Getulio Vargas en 1930)
2. La empresa nacional familiar (con nombres ilustres y poderosos)
3. La empresa extranjera (con prácticamente ninguna participación hasta el fin de la dictadura militar y solo para algunos sectores estratégicos y con un control permanente por parte del gobierno)

El presidente Collor de Melo fue quien abrió Brasil al mundo y obligó a las empresas a ser competitivas. O la empresa mejoraba o desaparecería.

Redujo en forma abrupta las alícuotas de importación y aceleró el proceso de integración con Argentina, Paraguay y Uruguay – Mercosur –

De importar U$S 8.000 millones en 1990, pasó a importar U$S 61.000 en 1997
Brasil comienza a cambiar, económica y políticamente en lo que se denomino el “círculo virtuoso del cambio”

Aumentando la competencia de la industria, se redujo el índice de la inflación (aunque aún estuviera en niveles extremadamente elevados), lo que ayudo a bajar la tasa de interés. La reducción de la tasa de interés, facilitó la inversión tecnológica aumentando la producción industrial, que aumentó la demanda de mano de obra. Nuevos empleados aumentaron su renta y así se expande el consumo que motiva a las empresas a invertir más, lo que aumenta la productividad, y el ciclo se inicia nuevamente.

Si bien el camino había llegado en el punto de inflexión, aun existía un serio problema sin solución: La inflación.

Dos fracasados planes: Collor I y Collor II, un nuevo cambio de moneda, y una crisis política por la posibilidad de corrupción del propio presidente de la República, nuevamente coloca en el primer escalón de la política brasileña a otro Vice-presidente: Itamar Franco.

Este presidente nombró Ministro de Economía, a fines de su mandato, a Fernando Henrique Cardoso quien instrumentó y puso en práctica el “Plan Real”.

Fue la última vez que Brasil debió cambiar su moneda y con la inflación bajo control superó el último desafío que impedía que Brasil tomara el camino del crecimiento.

Fernando Henrique Cardoso fue elegido presidente, y re-elegido nuevamente contra un Ignacio Lula da Silva que insistía en candidatarse para las elecciones presidenciales con el discurso sindical, hasta que con un mundo cada vez más globalizado y luego de una crisis económica en México (1995) y en Rusia (1998), el entonces gobernador del estado de Minas Gerais, Itamar Franco (el mismo que instrumentó en su gobierno como presidente el Plan Real), declara la moratoria de la deuda externa provincial y genera un problema de impensada magnitud para el País: la desvalorización del real en enero de 1999.

Lo que a priori sería un problema, se transformó en una salvación para la modernización de la economía brasileña de los próximos años.

El presidente Fernando Henrique Cardoso realizó cuatro acciones, que permitieron una base de sustentación para el Brasil que vendría:

1. PROER: Programa de Estímulo a la Restructuración del Sistema Financiero Nacional (que posibilitó una depuración en las entidades financieras de Brasil en la época y permitió un sistema financiero sólido para enfrentar la crisis económica mundial del 2008 y la actual crisis europea).

2. Ley de Responsabilidad Fiscal: los estados provinciales y municipales, no podrían dejar deudas para el siguiente mandato y deberían cumplir un porcentaje entre la recaudación pública y la masa salarial de los empleados públicos. El gobernador o intendente que no cumpla con la ley, corre el riesgo de enfrentar proceso criminal.

3. Liquidación o venta de la mayoría de los bancos provinciales y una total y rígida negociación de las deudas públicas provinciales con el gobierno nacional (que depuró la deuda pública a cobrar por parte del tesoro nacional).

4. Brasil continuó integrándose al contexto internacional del libre mercado dejando de lado el proteccionismo de la década del 80 y reforzando el aumento de la competitividad de su industria por medio del BNDES – Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social-

Brasil llegaría con problemas estructurales a las elecciones presidenciales de octubre de 2002, en que por cuarta vez, Lula da Silva, disputa la elección presidencial, esta vez, contra el candidato oficialista José Serra, y por primera vez en la política contemporánea brasileña, un Sindicalista con un nivel de educación muy bajo (Lula cursó hasta el quinto grado de la escuela primaria) es proclamado Presidente de Brasil.

El tipo de cambio se situaba en R$ 3,96 por cada unidad de la moneda americana. La tasa de interés SELIC – tasa de referencia - estaba en el 20% al año. Brasil debió recibir sobre el final del mandato de Fernando Henrique Cardoso, U$S 40.000 millones para poder evitar un colapso en sus cuentas públicas, y la pregunta del mercado era si el flamante presidente, respetaría los contratos internacionales o haría de Brasil un gran sindicato aumentando en forma descontrolada al funcionalismo público, priorizando amistades a técnicos.

Lula entendió que podría entrar en la historia como el presidente que “cambió Brasil” y en lugar de abandonar lo realizado por su antecesor e implementar nuevos programas, se dedicó a mejorar lo hecho y dirigir sus acciones en políticas de largo plazo. (Políticas de estado)

El programa social “hambre cero” instrumentado por el anterior presidente, fue modernizado y denominado “bolsa familia”.

Se generó un proyecto sustentado de aumento de las exportaciones brasileñas abriendo nuevos mercados e incluyendo en la pauta exportadora productos con mayor valor agregado y también productos primarios en que Brasil tenía poca participación a nivel internacional.

Se instrumentó un programa de mejora de la competitividad del producto local, sustentado en líneas de crédito subsidiadas y la reducción del tipo de cambio, a pesar que retirar competitividad por tipo de cambio al producto exportado, se utilizó para comprar tecnología del exterior (que se pagaba con el mismo dólar que se exportaban productos).

Las inversiones de las empresas controladas por el estado (pero mixtas desde el punto de vista accionario) permitieron que, por ejemplo, Brasil se convierta en un país autosuficiente en petróleo.

(Promesa realizada por el presidente Fernando Henrique Cardoso en 1995 y cumplida por el presidente Lula en 2006)

Políticas sociales, que no deben ser confundidas con asistencialismo electoral, y el crecimiento de la economía, incluyeron 30.000.000 de nuevos consumidores en el mercado de Brasil y la seriedad en sus cuentas públicas, el férreo control de la inflación, posibilitado por las políticas implementadas por gobiernos anteriores, le dieron a Brasil, el grado de inversión “investment grade”, y su riesgo país, hoy menor que el riesgo país americano, lo coloca en la ruta de inversores extranjeros por sus reglas de juego claras, por su respeto a las normas internacionales y por ser un país de futuro previsible.

Un aumento consistente de sus exportaciones y el masivo ingreso de inversiones extranjeras posibilitaron que sus reservas internacionales aumenten considerablemente, y de deudor internacional en la asunción de Lula como presidente, paso a ser acreedor internacional, prestando dinero a Argentina y al FMI.

Brasil tiene como próximos desafíos, invertir en la mejora de la educación de su pueblo, y ya tomó como base los modelos de Chile y Corea del Sur.

También una depuración urgente de su cuadro político en que la mayoría de sus congresistas poseen causas judiciales por sospecha de corrupción.

Finalizando el análisis, en enero del año 2011, arriba al más alto escalón de la política pública una mujer: Dilma Rousseff, para dar continuidad a la política de su antecesor, reforzando lo que está bien y cambiando lo que puede ser mejorado.

En su primer año de gestión echó por sospecha de corrupción a 6 ministros. Su foco es la gestión del poder público y para ello creó una comisión mixta, dirigida por uno de los más respetados empresarios brasileños – Jorge Gerdau – para mejorar la eficiencia del sector público de la misma forma en que las empresas trabajan para ser más competitivas.

Fue instrumentada una ley electoral que determina que, para el caso de corrupción del intendente o gobernador que requiera la realización de una nueva elección, la misma será pagada por el funcionario corrupto, además de devolver los fondos robados bajo pena de proceso criminal.

La inflación continúa siendo el principal objetivo del gobierno brasileño, la política monetaria es explicada en detalles por medio de las actas del Consejo de Política Monetaria, y Brasil está en la agenda política de los principales interlocutores del mundo.



Gustavo Segre y Germán Segre
mercosurabc