Alemania y Francia coinciden en impulsar una visión más reformista que la del Libro Blanco

Desde la llamada Gran Recesión iniciada en Estados Unidos en 2008, Europa ha atravesado una serie de crisis.


Primero fueron económicas y financieras, pero luego se transformaron en políticas e institucionales, panorama que es completado con la emergencia migratoria y los actos terroristas. Con la salida del Reino Unido de la Unión Europea, se termina de consolidar un escenario que arrastró al bloque a un período de incertidumbre.

Por ser el órgano supranacional de la Unión, la Comisión Europea tiene a su cargo la definición de los lineamientos estratégicos del proceso de integración, los que logra plasmar a través de documentos que son regularmente presentados al Consejo y el Parlamento Europeo. Recientemente, la Comisión presentó el Libro Blanco sobre el futuro de Europa, donde se plantean reflexiones y futuros escenarios de la Europa de los veintisiete para el año 2025. Es un documento con características únicas, por tratarse del primero que excluye a Reino Unido.

El Libro Blanco identifica los factores que impulsarán el futuro de Europa, para posteriormente presentar diferentes escenarios. Entre las fortalezas de la Unión, se destaca que se está frente al mercado único más grande a nivel global y que cuenta con la segunda moneda más utilizada a nivel internacional. Por otro lado, se destaca el peso de su diplomacia en la agenda mundial y el hecho de ser el primer donante de ayuda humanitaria.

Entre las debilidades, el estudio reconoce los desafíos surgidos a partir del envejecimiento de su población, la pérdida en la importancia del PIB mundial, la competencia de otras monedas y su debilidad relativa en las fuerzas militares. Respecto a este punto, el documento reconoce que el poder blando ya no es suficiente cuando la fuerza puede prevalecer sobre la ley. En definitiva, el bloque parece asumir los impactos del conflicto con Rusia por la anexión de la península de Crimea, lo que configuró una flagrante violación del derecho internacional, así como la tenue participación que Europa está mostrando en los crecientes conflictos internacionales.

Del documento se desprende que una de las mayores preocupaciones de la Unión tiene que ver con el aumento de las amenazas de seguridad y el control de las fronteras, lo que podría explicarse por los recientes ataques terroristas en diferentes ciudades del viejo continente y por la crisis migratoria que derivó en un revés histórico de uno de los pilares del proceso de integración, la suspensión del Espacio Schengen (permitía la libre circulación de personas sin controles fronterizos). Este nuevo escenario puso en jaque la confianza y legitimidad del proceso de integración más profundo y reconocido a nivel global.

De todas formas, la gran mayoría de los europeos sigue valorando positivamente a la Unión Europea como zona de estabilidad, respalda las cuatro libertades (bienes, servicios, capitales y personas) y también el euro. En contrapartida, las encuestas también indican un progresivo malestar y crecimiento de los movimientos antieuropeístas, lo que se confirma no solo con el brexit sino también con la importancia adquirida por los candidatos que tomaron como emblema la salida del bloque.

El Libro Blanco plantea diferentes escenarios con variados niveles de flexibilización, pero en ningún caso se persigue una reformulación profunda. Lo trazado buscó una adecuada dimensión de la crisis institucional, pero sin llegar a plantear una visión destructiva de 60 años de logros considerados fundamentales para preservar la estabilidad mundial.

En términos concretos el documento plantea ajustes y diferentes estrategias de cómo seguir adelante con el proceso de integración tras el reclamo de una porción cada vez mayor de ciudadanos europeos. Las áreas consideradas estratégicas y para las cuales se formularon diferentes acciones tienen que ver con el mercado común, la unión monetaria y económica, el Espacio Schengen, la migración, seguridad, la política exterior y defensa.

Si bien parece lógico que el Libro Blanco establezca una estrategia valorando adecuadamente los logros alcanzados por la Unión desde su constitución, la lectura del documento prospectivo podría indicar que la Comisión Europea no ha impulsado un debate de la profundidad que se justificaría por la situación generada a partir del aumento de las corrientes migratorias, los atentados terroristas y el brexit. Tampoco parece calibrar adecuadamente el debilitamiento externo sufrido por el conflicto con Rusia por la anexión de la península de Crimea, las tensiones con Turquía y la poca incidencia diplomática mostrada en otros conflictos en curso como los de Medio Oriente y Asia Pacífico.

Atendiendo a las declaraciones del presidente francés y más recientemente de la canciller alemana, se observa que las dos potencias coinciden en impulsar una visión un poco más reformista que la presentada en el Libro Blanco, lo que dependerá de cómo evolucionen los asuntos internos en los respectivos países y del resultado final de las negociaciones con Reino Unido. Más allá de dicho desenlace, debido a la modalidad en que se están gestionando las tensiones internacionales en la actualidad, gran parte de la comunidad internacional se encuentra a la espera de una Unión Europea fortalecida y más activa en política exterior.

Ignacio Bartesaghi es Director del Departamento de Negocios Internacionales e Integración de la Universidad Católica del Uruguay. Doctor en Relaciones Internacionales e Integrante del Sistema Nacional de Investigadores. Twitter: @i_bartesaghi

 

Ignacio Bartesaghi